Ya ha pasado casi un mes desde que se eliminó la obligatoriedad de la mascarilla en interiores y parece que cada vez más personas de distintas edades han dejado de utilizarlas y las llevan únicamente en el transporte público, en los hospitales, en los centros de salud y en las residencias de mayores.
No obstante, aunque su uso actualmente sea voluntario, desde el Ministerio de Sanidad siguen recomendándolo para colectivos con más riesgo de Covid grave, como los mayores de 60 años, sobre todo, cuando estén en contextos en los que se pueden dar brotes –aglomeraciones, interiores, etc.–.
Unos mayores la llevan y otros no
Ahora bien, este consejo de la autoridad sanitaria parece que no está siendo seguido por una parte de la población de más edad, según reconocen los lectores de 65YMÁS en varias decenas de cartas a la directora.
Y esta relajación de las medidas por parte de la población mayor tiene consecuencias: en concreto, según cuentan, un gran número de ellos se estarían contagiando durante viajes grupales organizados por el Imserso.
La razón: tras la eliminación de la mascarilla obligatoria, no todos los viajeros habrían mantenido su uso ni respetado la distancia de seguridad.
Y todo ello, sumado a las aglomeraciones y a la socialización en interiores, habría contribuido a que muchos que sí que la llevaban con más asiduidad acaben infectados, tras más de dos años manteniendo a rajatabla las medidas de protección.
Las quejas de los lectores
Estos son algunos de los extractos de las decenas de historias que han llegado al 'buzón' de 65YMÁS:
"Al principio la gente mayoritariamente cumplía con los requisitos, excepto algunos despistados a los que el personal del comedor advertía amablemente de usar la mascarilla cuando se levantaban a servirse en el bufé. A partir del día 20 de abril, se formó el desmadre total. Yo lo comenté con el responsable del control de entrada y me respondió que se había quitado la obligatoriedad. El domingo 24 de abril empecé a tener síntomas con escalofríos y la garganta muy irritada con dolor y resquemor".
"Hemos estado una semana de viaje en Roquetas de Mar del 29 de abril al 6 de mayo. Había un montón de gente de un lado para otro, unos con mascarillas y otros sin ellas, las cristaleras cerradas y, en las actividades, más de lo mismo. En conclusión, llegamos a casa el día 6 de mayo con tos persistente. Y ahora estamos pasándolo muy mal con fiebre, tos, náuseas, miedo por mi pareja que tiene patologías cardiacas... Esperemos que pase todo pronto".
"Teníamos reservado del 25 de abril al 2 de mayo, fuimos en avión de León a Barcelona. Íbamos unos 50 del Imserso, todos al mismo hotel, repleto de gente: pensionistas de varias provincias, muchos extranjeros, jóvenes, todo a mogollón. Hicimos cuatro excursiones de varias horas de bus y muchos subían sin mascarilla. Así que después de dos años con todas las precauciones, nos hemos infectado. De 8 que conozco, 5 volvimos con Covid".
"Después de mucho cuidado durante la pandemia nos apuntamos a un viaje del Imserso en Roquetas de Mar. A la gente parecía no importarle nada el contagio y el Gobierno había quitado la obligación de mascarilla dejándolo al buen juicio del personal. El resultado: paseos por el comedor recogiendo la comida y tosiendo encima de los alimentos, personas que se montaban en los ascensores hasta arriba y sin protección, recriminaciones si te oponías a que subieran contigo, etc. Al final, y como era de esperar, lo pillamos mi mujer y yo. Todo el esfuerzo que estuvimos haciendo durante 2 años se fue por la borda".
"Yo y mi esposa hemos estado en un turno de 9 días, en un hotel de Palma de Mallorca a finales de abril. Allí había un completo descontrol en un comedor repleto de personas sin mascarilla y sin ventilación, amén de lo mismo por las noches en la discoteca, bailando sin espacio. Era frecuente ver personas mayores estornudar o toser en los días finales. Al regreso, nosotros dimos positivo en una PCR".
"Estuvimos mi marido y yo en la Manga del Mar Menor. Allí todos iban como querían, unos con mascarilla, otros no. El local era amplio, pero ventilado con aire acondicionado. Luego, la gente subía y bajaba en ascensor, unos con mascarilla otros no, unos tosiendo y otros con carraspera. Al tercer día de estar allí, ya empecé con un resfriado y, al llegar a casa en Asturias, mi marido y yo, positivos, y con una infección de garganta monumental".
Consejos de los expertos
Este diario se ha puesto en contacto con varios expertos, médicos e inmunólogos, para conocer su opinión sobre estos casos y para que puedan dar ciertas recomendaciones a los mayores, sobre todo, a quienes no se han infectado todavía, sobre qué deberían hacer en actividades masivas de este tipo.
"Está claro que cuando los vulnerables se enfrentan a las aglomeraciones, tienen más posibilidades de contagio. Ellos son los que deben adoptar las medidas. Si las personas no llevan la mascarilla, ellos deberían si la distancia no es la idónea. Es su protección", indica el Jefe de Servicio de Inmunología de Hospital CU Virgen de Arrixaca, Manuel Muro (@manuelmuro5).
Y es que, argumenta, los mayores que aún no se han infectado no saben si han respondido o no a las vacunas, por lo que podrían tener cierto riesgo. "Como las administraciones no lo evalúan –mediante determinación de anticuerpos y/o respuesta celular–, no sabemos el verdadero nivel de protección. Pero, como comento, ellos son los principales gobernadores de su contagio. Si usan la mascarilla cuando deben, las posibilidades serán menores. Además, a lo mejor en personas de más de 80 años debería de ponerse una dosis adicional, pues el nivel de anticuerpos –tras 5-6 meses de su última dosis– habrá bajado. Eso sí, lo que deben saber es que aunque se infecten, y a no ser que tengan patologías acompañantes, no van a enfermar gravemente", asegura.
Coincide con Muro el catedrático en parasitología de la Universidad de Valencia, Rafael Toledo (@alfwarrior), quien además pide que no se le de tanta importancia a las infecciones si no terminan en cuadros graves.
"Creo que hay que quitar peso a los contagios y fijarnos fundamentalmente en las consecuencias clínicas. En un viaje de ese tipo, infectarse es fácil y, para evitarlo en un porcentaje significativo, las medidas serían tales que lo harían inviable. En cualquier caso, es mucho mas fácil que esto ocurra en los desplazamientos, que en las habitaciones, independientemente de las condiciones de limpieza. Hay que ir acostumbrándose a la situación actual, en la que hay casos. El peso se debe dar a las consecuencias clínicas que puedan tener", opina.
"No se está haciendo hincapié en las recomendaciones a los mayores"
Por otra parte, algunos expertos sí que entienden que todos los mayores deberían mantener las medidas de seguridad en viajes de este tipo, para que se protejan entre todos y evitar la masificación.
"Aunque sólo tengamos datos de incidencia en mayores de 60, la transmisión en estos momentos es altísima en todos los grupos de edad. Los indicadores indirectos –aguas residuales, venta de pruebas de antígenos– así lo indican y, la verdad, sólo con mirar a nuestro entorno, ya lo vemos. La extraordinaria movilidad que hemos 'recuperado' está detrás de ese crecimiento en la incidencia –fiestas, puentes, festivales, viajes...–. En el otro lado, las hospitalizaciones suben discretamente –en parte 'por' Covid, en parte 'con'– y las UCI parecen bajar. Esto es, no estamos teniendo un repunte importante de casos graves", contextualiza el epidemiólogo e investigador de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (@GVAfisabio), Salvador Peiró.
"Con todo, tras la retirada de medidas había una serie de recomendaciones –especialmente dirigidas a personas mayores y vulnerables– en las que no se está haciendo ningún hincapié. Y lo cierto es que, aunque prácticamente todos tienen anticuerpos –por la vacuna–, las cifras de mayores que han pasado la Covid –a diferencia de los más jóvenes– son pequeñas. Es un dato positivo en cierto sentido –el resto de la sociedad ha sabido protegerles bastante bien y ellos mismos– pero da más opciones a infecciones. La gran mayoría serán leves –la inmunidad celular proporcionada por la vacunación les protegerá– pero, si hay muchos casos, algunos acabarán en el hospital. Resumiendo: la situación es bastante buena en este momento, pero hay que aplicar esas recomendaciones de las que nadie quiere oír hablar –mascarilla en sintomáticos, positivos, contactos; reducir interacciones con mayores y vulnerables, etc.– y probablemente no era el momento tener en espacios cerrados grandes aglomeraciones de mayores", apunta.
"Es demasiado pronto para que los mayores bajen la guardia"
"Yo creo que los mayores de 60 deberían estar usando mascarilla y teniendo cuidado de no quitársela en espacios cerrados ya que: hace mucho que se les puso la tercera dosis y se sabe que va perdiendo efecto y no sabemos cómo de bien forman memoria inmunológica. Se ha creado una imagen de falsa seguridad que les ha alentado a bajar la guardia cuando, a mi parecer, es demasiado pronto para ello. Veremos cómo evolucionan los números de hospitalizaciones y decesos en este colectivo en el próximo mes y espero que salgan bien parados", valora la inmunóloga del CSIC, Matilde Cañelles (@CanellesMatilde).
Por otra parte, para el director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes, Juan José Badiola, "todos estos relatos, a mi juicio, son muy reveladores y un claro reflejo de unagran irresponsabilidad colectiva".
Aun así, según el epidemiólogo y portavoz de la Asociación de Salud Pública de Madrid (@amasap), Fernando García, "es improbable que los contagios habidos en estos viajes del Imserso hayan contribuido mucho al repunte que vemos. Cabe esperar que hayan comenzado en gente menor y después se hayan transmitido a los mayores".
"La relajación de las medidas habrá influido, sin duda, en los contagios. Hay mucha interacción social y se organizan actos con agrupaciones de personas en interiores, probablemente mal ventilados. Sería importante que las autoridades de salud pública indagaran la presencia de brotes en estos viajes y lo prudente sería extremar las precauciones: uso de mascarillas en interiores mal ventilados –incluyendo los comedores con bufé, cuando se va a coger comida–, distancia de seguridad, no acudir con síntomas compatibles con la Covid-19, pruebas diagnósticas de infección activa en casos sospechosos... Pero no creo que hubiera que suspenderlos otra vez mientras no tengamos pruebas más sólidas de que no sean suficientemente seguros. Los viajes de avión suelen serlo y en autobús todos los viajeros y el conductor deberían llevar mascarilla. Por otra parte, en Menorca, en Mallorca y en Benidorm, muchas de las actividades se hacen al aire libre. En resumen, yo pediría a las autoridades que refuercen las medidas, más o menos como estaban antes", propone.
"No me sorprende para nada lo que está sucediendo con este colectivo, donde ha disminuido la protección por decaimiento de la inmunidad, tras seis meses desde el pinchazo y frente a nuevas variantes capaces de producir reinfección; y con interacciones cercanas en interiores mal ventilados sin mascarilla. Es la crónica de un desastre anunciado que podía haber sido evitado. A esta población hay que hacerle cuatro recomendaciones:
Si aún no se ha puesto la tercera dosis –y hay 18 millones de españoles que no lo han hecho– póngasela ya.
Use mascarilla en interiores, en transportes públicos y en exteriores cuando no pueda mantener distancia física y haya aglomeraciones.
Si es mayor de 80 años y ya tiene tres dosis insista ante su servicio de salud autonómico que quiere que le pongan ya una cuarta.
Si da positivo, aunque sea asintomático, aíslese durante una semana para no contagiar a los demás", recomienda finalmente el exdirectivo de la Organización Mundial de la Salud, Daniel López Acuña (@lopezacunad).
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.