La sexta ola podría poner en jaque al sistema nacional de salud. La alta contagiosidad de la variante ómicron y el número insuficiente de personas con tres dosis de la vacuna –sólo 10 millones– han provocado un incremento exponencial de la transmisión, sobre todo, en personas de entre 20 y 40 años. Un aumento, que se suma al causado en semanas anteriores por la variante delta, que afectó sobre todo a niños, padres y mayores de 60 años.
Así, el sistema sanitario se enfrenta a una ola de casos de una nueva variante –que será mayoritaria en las próximas semanas–, con unos hospitales todavía ocupados parcialmente por 'pacientes delta' que, en gran medida son, o no vacunados, o personas con algún tipo de problema inmunitario.
Además, por ahora, no se sabe cuántos de los infectados por ómicron acabarán necesitando de asistencia hospitalaria, aunque se prevé, por lo que se observa en Reino Unido y Sudáfrica, que esta mutación genere casos más leves –más aún en vacunados jóvenes–.
No obstante, el hecho de que ómicron eluda los anticuerpos de personas que recibieron las dos dosis hace varios meses está generando un impacto importante en el sistema sanitario, sobre todo, en la Atención Primaria.
Y es que, en los últimos días, miles de personas, según cuentan a 65Ymás fuentes sanitarias, están intentando ponerse en contacto con sus centro de salud para notificar un positivo en un test de antígenos y para que les realicen una prueba PCR o les den la baja. Una saturación, que provoca que la Atención Primaria no esté funcionando –sobre todo, en las zonas más tensionadas– con total normalidad.
Además, la falta de test de antígenos en farmacia, por la alta demanda ante el aumento de brotes y la llegada de las celebraciones navideñas, podría hacer que la epidemia se descontrole más.
Y esto tiene sus consecuencias, puesto que, si los centros de salud no pueden abarcar todos los casos leves, algunos pacientes con síntomas acaban saturando las urgencias de los hospitales, tal y como está empezando a ocurrir en varias regiones con una mayor presencia de la nueva variante, como Madrid, por ejemplo.
Con todo, por el momento, la ocupación de las camas de hospital está a nivel general en el 6,03% y en las UCI ronda el 15,49%, con ciertas comunidades con un porcentaje mayor como Cataluña (29%), Castilla y León (19%), Comunidad Valenciana (20%), Aragón (20%), Navarra (19%) y País Vasco (24%).
Eso sí, aunque las camas no se estén llenando peligrosamente por el momento, sí que están ingresando más casos progresivamente –aunque quizá algunos sean todavía de delta, en ciertas CCAA–.
Aumenta la presión en urgencias
Un buen ejemplo de la presión que supone la expansión de la variante ómicron en el sistema de salud se está viendo en la Comunidad de Madrid, donde la nueva mutación del virus es ya mayoritaria.
"En las urgencias del Hospital de Móstoles, en tres días, hemos pasado a tener 350 pruebas, y la mitad, eran positivas", asegura a este diario el anestesista Juanjo Llavador.
Aun así, muchos de los que acuden al hospital, matiza, no son graves, sino que son personas que no han sido atendidas en las urgencias de la atención primaria o que han decidido acudir directamente al hospital, ya que este está abierto las 24 horas. “Hay mucho caso que viene porque, de cara a las navidades, quiere ir con la familia y pretende verificar su contagio", señala.
Sin embargo, Llavador piensa que este perfil de personas que ven en urgencias podría cambiar en las próximas semanas, puesto que, al contagiarse tanto esta nueva variante, existe el riesgo de que se llenen de nuevo las UCI de su hospital que, por el momento, aguantan bien, con cuatro pacientes para 12 camas.
“La transmisión es tan salvaje que se espera que en las fiestas se colapsen las UCI estructurales y se empiece a derivar pacientes a las camas de anestesia", alerta.
Y no es algo que sólo ocurre en la Comunidad de Madrid, sino que podría generalizarse allá donde se extienda ómicron.
"Todos los pacientes acuden a los servicios de Urgencias y Emergencias, porque saben que es el único lugar donde les atendemos 24 horas al día, 7 días a la semana. Damos respuesta a todos los casos, de COVID-19 y del resto de patologías", denunciaba el presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (@SEMES_), Tato Vázquez-Lima, a Europa Press.
La Atención Primaria, en riesgo
Por ello, la clave para que esto no ocurra está en la Atención Primaria. “Es fundamental que funcione y está en un estado de caos, desbordada. Cuesta mucho que te den una cita telefónica, te puedes tirar una semana. Y si tienes síntomas leves, quizá te entra un poco de preocupación, dependiendo de la edad, y te angustias más, porque a todo el mundo le ha calado el mensaje de que hay un riesgo añadido, así que, al final, acaban acudiendo a las urgencias porque tienen fiebre o no respiran bien”, sostiene la responsable de Acción Sindical Pública FSSCCOO (@fssccoo), Rosa Cuadrado.
Y en paralelo, añade, "están las personas jóvenes haciendo colas inmensas para que les hagan la PCR para la baja laboral, pero no hay medios, la atención primaria está desbordada”. Y los sanitarios "están agotados", apostilla.
Coincide con Cuadrado la secretaria de Finanzas de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (@cesm_sindicatos) y médico en Murcia, María José Campillo. “Casi todo es Atención Primaria. Sigue habiendo gente que ingresa, pero la mayor parte de lo que vemos son casos leves. No estamos como hace un año", explica.
A pesar de todo, avisa, si el aumento de casos se convierte en exponencial, aunque el porcentaje de hospitalizados sea menor respecto al total de infecciones, los servicios hospitalarios también podrían verse saturados, aunque está por ver cómo se comporta realmente ómicron, algo, que se verá en las próximas semanas.
“Hoy por hoy, el hecho de ser un paciente Covid positivo no es sinónimo de hospitalización, pero la ómicron es supercontagiosa y están aumentando los números en hospitales. En general, la edad media está entre 60 y 63 años en UCI y en planta tienen entre 50 y 60”, indica por su parte la secretaria del sindicato de enfermería SATSE (@Sindicato_SATSE), María José García.
“Eso sí, como sigamos así, vamos a terminar saturados. Puede ser complicado. Ahora mismo, nos llega una época en la que hay un caldo de cultivo para las infecciones”, apunta.
La tercera dosis
Ahora, cabe preguntarse si esta situación podría haberse evitado y cuál será la solución en el largo plazo para que esto no se vuelva a repetir.
De esta manera, muchos expertos consultados por este diario coinciden en que para contener estos casos la tercera dosis hubiera ayudado mucho, puesto que con delta y más todavía con ómicron, la eficacia de la vacuna baja con el paso de los meses, lo que aumenta el número de susceptibles de contagiarse.
Prueba de ello, es el aumento de casos de ómicron en el grupo de 20 a 29 años. Un grupo de edad, que mayoritariamente socializaba con menos medidas de precaución y que, gracias a la alta protección grupal que otorgaba la doble dosis durante los primeros meses contra delta, no se contagió masivamente ni en octubre ni en noviembre, pese a que se realizaron eventos masivos como, por ejemplo, las celebraciones de Halloween.
"La tercera dosis es fundamental para prevenir que nos pille a todos el virus al mismo tiempo y que se saturen los hospitales, sobre todo, en personas mayores", afirma el virólogo de la Universidad CEU San Pablo, Estanislao Nistal.
"El problema en estos momentos es que, aunque la mayoría vayan a ser infecciones leves, al venir la ola de ómicron tan rápido, el pequeño porcentaje que requiera hospitalización va a crear estrés en los hospitales", argumenta.
"Estamos pendientes de los datos de Reino Unido, a ver qué pasa allí con las hospitalizaciones. No podemos fiarnos plenamente de Sudáfrica, porque allí es verano y la población es más joven, y cabe la duda de si la inmunidad contra la variante beta que era parecida a ómicron quizá juegue a favor de ellos. Hasta que no veamos eso, estamos a la espera. Los datos importantes saldrán la semana que viene, pero la Nochebuena está de por medio", advierte la inmunóloga del CSIC, Matilde Cañelles (@CanellesMatilde).
“Ómicron complica las cosas. Es más contagiosa. Con lo cual, al haber más casos, la proporción de hospitalización es mayor. A eso hay que añadir que muchas personas se vacunaron hace tiempo y han podido perder la inmunidad adquirida”, reconoce por su lado el epidemiólogo y portavoz de la asociación de Salud Pública de Madrid (@amasap), Fernando García.
"Las terceras dosis pueden reducir ingresos, porque reducen el contagio, no porque la protección contra los casos graves no sea ya buena con dos inyecciones", comparte el investigador de la Universidad de Leicester (Reino Unido), Salvador Macip (@DrMacip).
Ahora bien, el inmunólogo y catedrático de la Universidad de Valladolid, Alfredo Corell (@alfredocorell), piensa que este refuerzo ya llega tarde para esta ola.
“Previsiblemente, habrá menos hospitalización y UCI, pero claro, como hay mucha más transmisión, tampoco se puede descartar que puedan crecer en cierta medida los ingresos. Eso sí, las terceras dosis, para esta ola, llegan tarde, aunque, sin duda, serán preventivas para el futuro. No son antídotos”, sostiene.
“Hay que intentar aguantar este incremento, minimizarlo, en la medida de lo posible, y esperar que esto no nos sature”, recomienda, aunque es de esperar, puntualiza, que el impacto sea menor, por la vacunación masiva de la sociedad y por la inmunidad generada durante las cinco olas anteriores.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.