El Covid está volviendo a entrar en las residencias de mayores pese a la tercera dosis de la vacuna. Y lo hace, al mismo tiempo que aumenta la incidencia en el país, por la sexta ola.
Y es que, desde hace cuatro semanas, los casos –que en centros sociosanitarios habían tocado suelo– se han vuelto al disparar (aunque en la última semana parecen haberse estabilizado), sobre todo, en ciertas regiones como Cataluña, País Vasco y Navarra, seguidas de Madrid, Andalucía, Castilla y León, Galicia y Extremadura, entre otras.
Es más, la incidencia en estos centros en toda España alcanzó las 297 infecciones a 14 días el día 5 de noviembre, rozando cifras similares a las de la incidencia general.
Eso sí, la situación actual no es, por ahora, tan preocupante como la vivida durante la quinta ola, donde se llegaron a registrar más de mil casos a la semana.
Y, por supuesto, nada tiene que ver con oleadas anteriores en las cuales, en paralelo a los contagios, también se registraba un incremento casi exponencial de la mortalidad, algo que actualmente no pasa, gracias al efecto de las vacunas para prevenir decesos.
De esta manera, según las cifras que maneja el Imserso, la letalidad desde marzo de 2021 estaría en el 9%, una bajada considerable respecto al casi 20% que se alcanzó en las tres primeras grandes oleadas.
Asimismo, cabe matizar que, por el momento, el aumento de casos no es similar en todas las regiones con alta incidencia. Por ejemplo, en La Rioja, siguen sin infecciones, aunque los contagios en la comunidad asciendan.
Fuente: Imserso, datos actualizados a día 5 de diciembre.
Pasaporte Covid
Con todo, que el Covid entre en residencias continúa siendo problemático, ya que sigue generando hospitalizaciones y paraliza la vida de los centros temporalmente.
Por esta razón, en esta ocasión, teniendo en cuenta que el 80% de los españoles están vacunados, varias de las comunidades más afectadas han recurrido al pasaporte Covid –la última en hacerlo ha sido Andalucía–, al uso de mascarillas y a los pinchazos de refuerzo a los trabajadores para prevenir contagios.
Sin embargo, cabe preguntarse si estas medidas serán suficientes –viendo que la tercera dosis no frena todos los contagios–, sobre todo, teniendo en cuenta que en estos lugares viven personas muy mayores, con múltiples patologías, muchas de las cuales tienen un sistema inmune débil.
Además, queda por ver qué papel tendrá la variante ómicron en las próximas semanas y qué pasará si esta mutación altamente contagiosa entra en una residencia y afecta a los usuarios.
"Me preocupa ese aumento de incidencia, aunque es tranquilizador que las muertes no hayan aumentado, pero siempre van con retraso", valora la inmunóloga del CSIC, Matilde Cañelles (@CanellesMatilde).
"Va a haber que estar muy vigilantes con estos incrementos de casos. Y también, como está ómicron, habría que estarlo más todavía", comenta.
Incluso, indica, se debería pensar en "aplicar nuevas medidas en residencias". "Ojalá pudiese ser más optimista, pero viene complicado el siguiente mes", apunta.
"Las terceras dosis y el pasaporte sin duda ayudarán, pero ninguna media es suficiente por si sola. Hay que continuar limitando las interacciones sociales en espacios cerrados y mal ventilados, por ejemplo", propone el investigador de la Universidad de Leicester, Salvador Macip (@macips01).
"Que haya residentes que se infecten a pesar de la inmunidad reforzada por las terceras dosis se debe a que la eficacia de la vacuna para cortar los contagios es limitada a pesar de las tres dosis, más aún en personas mayores, que tienen un sistema inmune debilitado. En este sentido, si nos fijamos en los casos infectados en vacunados y no vacunados que publica cada jueves el Ministerio de Sanidad en su informe diario, en el informe del 2 de diciembre las tasas semanales de infección en vacunados en los grupos de edad entre 60 y 79 años y en los mayores de 80 fueron, respectivamente, 24,7 y 24,3 por 100 000 habitantes, mientras que en los no vacunados las tasas correspondientes fueron de 196,3 y 104,9, es decir, aproximadamente 8 y 4 veces superiores. La vacunación reduce mucho la infección pero no la elimina por completo", explica el epidemiólogo y portavoz de la asociación de Salud Pública de Madrid (@amasap), Fernando García.
"Y la vacunación reduce mucho la enfermedad grave, aunque no la elimina. El efecto protector de la vacunación es algo menor en personas de más de 80 años. Todo esto se manifiesta en la letalidad de la Covid-19 en las residencias de mayores que se ha reducido a la mitad en este año, aunque todavía sigue siendo muy alta y muy superior a la global de la población mayor vacunada –es decir, sumando institucionalizados y los que viven en la comunidad–, que es del 0,55% en el grupo entre 60 y 79 años y del 5,7% en el grupo de mayores de 80 años", añade.
Y recomienda: "Es indispensable que se complete la administración de la tercera dosis en los trabajadores de las residencias. El pasaporte Covid no sirve de mucho, más allá de incentivar la vacunación a algún trabajador que todavía no lo esté, pues las personas vacunadas pueden transmitir la infección. Lo importante es garantizar el refuerzo de la vacunación en los trabajadores, que suelen ser la vía de entrada del virus en las residencias. Además, es necesario mantener algunas medidas no farmacológicas en la medida de lo posible como, por ejemplo, el uso de mascarilla por los trabajadores. Y aplicar la vigilancia precoz de casos nuevos por los profesionales sanitarios, en contacto con los técnicos de salud pública, sobre lo que nunca se insistirá lo suficiente. Es clave el aislamiento adecuado de los casos".
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.