“Comida casera, prudencia y buen espíritu” es lo que respondía la Reina de Inglaterra habitualmente cuando se le preguntaba por el secreto de su longevidad y su buena salud. Siempre hizo gala de llevar un estilo de vida simple y saludable. Caminaba todo lo que podía y le gustaba dar largos paseos al aire libre.
El que fuera cocinero personal de la Reina de Inglaterra durante 11 años,Darren McGrady, ha ido revelando en diferentes entrevistas los gustos de la casa real británica a la hora de comer. Recientemente revelaba en The Mirror los sándwiches que Isabel II ha tomado cada día desde hace 90 años para acompañar el té de las cinco. Y en una entrevista a la revista estadounidense People y en otra a la revista Hello!, dio pelos y señales sobre sus gustos y preferencias culinarias.
La dieta en Buckingham Palace
Tal y como ha contado McGrady, A Isabel II le gustaba tomar alimentos de temporada... por ejemplo, adoraba tomar fresas en primavera, en su jardín de Balmoral. Y cuando la Reina estaba acompañada, y en comidas de ocio, tomaba platos más pesados, con mantequilla y nata. Sin embargo, cuando comía sola, tomaba platos sencillos, como pollo a la parrilla con ensalada o pescado con verduras, como espinacas cocidas. Lo cierto es que Isabel II nunca mantuvo una estrecha vigilancia sobre su figura, aseguro su antiguo chef.
Tampoco le gustaban demasiado los cambios. El menú real no ha cambiado mucho en 70 años, según Darren McGrady. Cada día, el menú se componía de dos opciones para elegir una. También ha revelado de qué forma la Reina de Inglaterra fue pionera en algunas tendencias gastro, como la tan de moda ahora mismo ‘de la granja a la mesa’. El proveedor real de verduras, huevos y carne orgánica es el mismo príncipe Carlos, ahora ya Rey de Inglaterra, a través de su propia marca, Duchy Original.
Sin almidón y sin ajo
Según su antiguo chef personal, la Reina de Inglaterra era muy disciplinada con su alimentación. Y seguía una regla a rajatabla: sin almidón en la cena. De esta forma, a la hora de cenar, Isabel II rehuía de las patatas, del arroz y de la pasta. Lo cual no significa que cenara liego. De hecho, solía pedir filete con salsa de champiñones y whisky, o paté de Glenaeagles, que es salmón ahumado, trucha y caballa. Por otro lado, la reina no toleraba ni el ajo ni la cebolla, y no los comía jamás.
Durante los 11 años que el chef estuvo en las cocinas reales, McGrady cocino los menús diarios de la Reina, pero también cocinó para las visitas de Estado y acompañó a la familia real durante sus estancias en el castillo de Windsor, Balmoral y Sandringham, así como en el yate real Britannia.
El mismo sándwich desde hace 90 años
Para acompañar el té de las cinco, cita a la que Isabel II no faltaba nunca, la cocina de palacio preparaba sándwiches y scones, los famosos bollitos ingleses. Pero de todos los sándwiches, hay uno que ha sido fijo en el menú desde hace más de 90 años: un sándwich de mermelada de fresa con un poco de mantequilla. “Hacíamos la mermelada en el Castillo de Balmoral con las hermosas fresas escocesas de los jardines”, según Darren McGrady
Otro sándwich que también gustaba a la Reina es un sencillo bocadillo de atún con mayonesa. El ex chef real, Owen Hodgson, le dijo a The Telegraph que el sándwich favorito de la reina, ya en el terreno de los bocados salados, era el de atún con mayonesa. También se sabe que le gusta otro sándwich muy británico, un sándwich bien untado con mantequilla y servido con rodajas finas de pepino y una pizca de pimienta.
También se ha conocido uno de los rituales de la Reina de Inglaterra a la hora de comer estos sándwiches. Tenía estrictamente prohibido que los prepararan cortados con puntas, ya sea en forma de triángulo o de cuadrado. Tenían que ser redondos.
Desayunar arenques
La reina Isabel II desayunaba dos veces. El primera desayuno, a primera hora de la mañana, era un frugal té Earl Grey, con un poco de leche y azúcar, que tomaba junto a sus adorados perros corgis. El segundo desayuno ya era más contundente. Lo tomaba en su comedor privado del palacio y estaba compuesto de yogur, tostadas y mermelada. En este desayuno, también tomaba siempre arenques, una costumbre que adoptó desde los tiempos de la guerra.
Mucho té, y algo de ginebra
Como no podía ser de otra manera, el té se toma puntualmente a las 5 de la tarde. Tomaba todo tipo de tés: té verde, té de Darjeeling y Earl Grey, té negro aromatizado con aceite de bergamota. Respecto al alcohol, la reina defendía la moderación, pero nunda dejó de beber alcohol. Tomaba vino en la comida y vermut por las tardes. Y gin tonic por las mañanas.
Aunque de todas, su bebida preferida era el agua... pero no cualquier agua. Bebía agua de Balmoral Deeside Natural Mineral Water.
Sobre el autor:
Beatriz Torija
Beatriz Torija es periodista y documentalista, especializada en información económica. Lleva 20 años contando la actualidad de la economía y los mercados financieros a través de la radio, la televisión y la prensa escrita. Además, cocina y fotografía.