Poner refuerzos de la vacuna al cabo de medio año e inmunizar a las personas que todavía no han recibido una sola dosis es actualmente la estrategia más prometedora y eficaz contra la pandemia en el corto plazo, según asegura el epidemiólogo y catedrático de la Universidad de Oviedo, Pedro Arcos.
De esta manera, opina, si las autoridades sanitarias cumplen y protegen a toda la población correctamente contra el Covid –siempre y cuando el virus no eluda los anticuerpos generados tras la inyección– se podría acabar muy pronto con la crisis sanitaria que azota el país desde hace casi dos años.
Pregunta - ¿En qué punto de la pandemia estamos?
Respuesta - Básicamente, hay que pensar que hay tres elementos que hacen que la dinámica epidémica vaya en un sentido u otro: 1) el agente –virus–, 2) el mecanismo de transmisión –los aerosoles– y 3) la susceptibilidad –grado de inmunidad–.
En primer lugar, no hay constancia de que el agente se haya modificado. Por otra parte, la forma de infección sigue siendo aérea, aunque es verdad que habrá más casos porque hay más contacto en interior en invierno. Pero, sin duda, es el tercer elemento el que ha cambiado mucho: parece razonable afirmar que la población susceptible de infectarse está aumentando. Y esto es porque la vacuna no cumple con las expectativas ya que, al cabo de los seis meses, su eficacia se reduce mucho, a un 50 o 60%, probablemente. No responde a las promesas iniciales.
P.- ¿Qué habría que hacer entonces?
R.- La solución es una dosis de refuerzo, porque ni hay un agente nuevo ni un cambio en el mecanismo de transmisión, pero, aun así, la gente vacunada está volviendo a ser susceptible.
Los periodos de protección no son los que se esperaban. Habrá que ver qué papel jugaron los laboratorios y las agencias del medicamento. La aprobación se hizo, en muchos casos, con resultados preliminares de ensayos clínicos, que no es lo mismo que la prueba en población general, mucho más heterogénea. Y había prisa por autorizar las dosis. Así que hay una diferencia notable entre lo dicho y lo que son.
P.- ¿Si todos los vacunados en España reciben una tercera dosis a los seis meses no habrá olas explosivas?
R.- Ahora, en primer lugar, hay que contener el aumento de casos. Y eso implica inyectar dosis, sobre todo, a las personas por encima de 60 años. Algo, que permite aumentar la cantidad de gente que no va a enfermar durante un margen de unos seis meses, es de prever.
Hecho esto, la incidencia volverá a disminuir y, después, será la propia dinámica del virus la que lo haga mucho menos agresivo. Pasará a circular como cualquier otro, produciendo algunos casos, pero siendo uno más.
P.- Entonces, ¿son buenas noticias? ¿Hay luz al final del túnel, al menos, en lo que respecta al control de los casos?
R.- Para que se te dispare una epidemia necesitas lo que se llama 'cantidad mínima de susceptibles'. El truco está en que no se alcance nunca ese número mínimo infectable. ¿Y cómo se hace? Pues teniendo un porcentaje altísimo cubierto. De manera que si tienes un 8 o un 10% sin pauta, aunque se infecten, la incidencia seguirá baja.
P.- ¿Todos deberían ponerse una tercera dosis a los seis meses? ¿Se debería ampliar o reducir el margen de tiempo dependiendo de la edad?
R.- Me extraña que el Ministerio de Sanidad no haga una encuesta de seroprevalencia en la población. Habría que ver cómo está el nivel de anticuerpos. Se hizo un primer corte hace tiempo, pero hay que hacer un muestreo. Es información esencial. Debemos saber realmente cuál es la pérdida.
P.- ¿Puede haber una ola invernal que comience en los jóvenes –socializan más sin protección– cuando su vacuna pierda eficacia? ¿Se les debería inyectar un refuerzo en enero para evitarla?
R.- Antes de tomar alguna decisión sobre las franjas de edad hay que hacer una encuesta. Ahora, tenemos la información de cuánta gente está vacunada, pero no de la pérdida de inmunidad según la edad.
P.- Pero sí que se ha visto en sanitarios de menor edad que la vacuna también pierde eficacia, ¿no?
R.- Sabemos que, a nivel global, si bajas del 80% de la población protegida, los casos se te disparan, porque queda gente por infectar.
Pero luego, hay que estudiar la protección por edad. Necesitas ver cómo de rápido es el descenso de la inmunidad según los años, para ver por dónde hay que reforzar o qué huecos hay que tapar. Probablemente, por biología y lógica, este proceso se acelere a partir de 60 años.
P.- Con las terceras dosis a los mayores de 60 años y sabiendo que las últimas inyecciones masivas se pusieron en agosto/septiembre a los más jóvenes, ¿cómo está España a nivel inmunitario? ¿Podrá afrontar el invierno sin grandes problemas?
R.- Los jóvenes tienen la vacunación reciente y responden inmunológicamente mejor, por lo que no me preocuparía mucho por los grupos de menos de 50 años, sino, primero, por llenar los huecos de gente que no tenga las dos inyecciones, para tener más porcentaje entre los 20/40 años.
P.- ¿Cuánto influye el frío en la propagación de la sexta ola?
R.- Lo que hace el invierno es facilitar un poco más la transmisión, porque la gente socializa en interiores. Pero eso no preocupa, lo importante es que no haya susceptibles de infectarse y que la gente esté cubierta recientemente. Si lo está, da lo mismo que estén unos con otros.
Aun así, lo esperable es que aumenten los casos y haya más circulación de otros virus como la gripe, los rinovirus y otras infecciones bacterianas. Son casi dos años sin contacto con ellos. Lo razonable, sería esperar que este invierno haya más cuadros de este tipo, por el uso de mascarillas de forma indiscriminada y las restricciones.
P.- ¿Quiénes deberían protegerse más estos meses invernales?
R.- Los grupos de riesgo son los mismos que con la gripe, no hay casi diferencias, por lo que esta temporada habrá que vacunarse del Covid, ya que las dosis son un poco peores de lo que nos habían prometido.
Y primero, hay que hacerlo con los vulnerables, y luego, extenderlo a los demás y donde haya menos porcentaje de personas inmunizadas. Hay que insistir en cubrir los huecos y reforzar.
P.- Y la población general, ¿debería seguir movilizada contra el virus como lo ha estado durante estos dos años?
R.- Probablemente, en interiores habrá que seguir teniendo precaución cuando estén mal ventilados. Pero es un arma de doble filo. Si mantienes de forma permanente la mascarilla, eliminas el contacto de la población con virus y bacterias.
La opción de aislar a la gente del medioambiente es una teoría absurda. Estamos permanentemente en contacto con agentes infecciosos. No no se puede encapsular a las personas. Eso a lo que conduce es a una pérdida de la memoria inmunológica, que funciona, precisamente, porque está constantemente en contacto con agentes. Si lo haces, evitas ese contagio, pero tienes otras consecuencias.
Dicho esto, obviamente, esta temporada habrá que seguir con precauciones, aunque el resto de restricciones podrían eliminarse si conseguimos una buena vacunación.
P.- En algunos círculos médicos se considera el uso de la mascarilla continuado y la distancia social como un avance de la humanidad y de la medicina equiparable a potabilizar el agua para erradicar enfermedades como el cólera. ¿Es sensato, desde el punto de vista científico, que estas protecciones se queden para siempre?
R.- Las medidas de barrera actúan sobre el mecanismo de transmisión. Pero, en este caso, la estrategia se basa en reducir la cantidad de susceptibles mediante la vacunación.
Además, no te puedes plantear mantener las protecciones sine die. No por la incomodidad o por la alteración de la vida social, sino porque lo que haces es aislar a las personas del contacto con otros agentes y eso tiene un impacto negativo. Así que las mascarillas y la distancia son una estrategia secundaria, la principal, es la vacuna y reforzar la inmunidad con otras dosis, aunque antes, hay que ver qué nivel de pérdida hay.
P.- ¿Qué recomienda a la población de cara a la Navidad?
R.- Hay que evitar en la medida de lo posible las aglomeraciones, sean familiares o de otro tipo. Y habría que decir a las personas no vacunadas y a los que lo están desde hace más de cinco o seis meses, que no participen en esas reuniones porque, seguramente, el nivel de inmunidad que tienen es bajo. Así que la recomendación es: "Si hace cinco o seis meses que se ha vacunado, no se meta en saraos, no vaya".
P.- No se morirán probablemente de Covid, pero no están del todo protegidos. ¿Ese es el mensaje?
R.- No morirán, porque la inmunidad celular se conserva más tiempo, pero tampoco sabemos cuánto dura. Se piensa que un año.
Eso sí, lo que sí que es una obviedad es que la Navidad es un periodo en el que los contactos aumentan. Y debido a esto, algunos de los infectados generarán un caso. Por ello, la gente que esté vacunada desde hace cinco o seis meses, si pueden evitar ese tipo de eventos, mejor, por los demás y por ellos mismos.
A pesar de todo, sería absurdo intentar evitar las reuniones familiares desde un punto de vista legal y quizá tampoco tiene mucho sentido, porque se supone que conviven más regularmente.
No obstante, en caso de grandes acontecimientos se debería mantener una cierta restricción, hasta que sepamos cómo de inmunizada está la población.
P.- ¿Y a los mayores? ¿Qué les recomienda?
R.- La gente mayor debe ponerse una tercera dosis. Igual que hacen con la gripe. Es simple. Y si no se la ponen antes de navidades, que intenten evitar al máximo el contacto, hasta que la reciban. Sería lo ideal. Pero supongo que en un mes, ya habrá muchos con el refuerzo.
P.- ¿Llega tarde la tercera dosis en España?
R.- Creo que los países lo tienen claro ya, porque sabemos que la reducción es más grande de lo esperado. Al principio, no se sabía lo poco que duraba. Y el vacunarse es importante para dos cosas, principalmente, para evitar enfermar, pero luego, ayuda a disminuir la difusión. Es decir, cuanta más población esté inmunizada, menos se va a expandir el virus.
P.- ¿Cuándo estima que la Organización Mundial de la Salud dará por finalizada la pandemia?
R.- Una pandemia no se declara. Existe una figura jurídica en el reglamento sanitario internacional que se llama Emergencia de salud pública de interés internacional. Normalmente, se quitará cuando a nivel global la incidencia sea baja o muy baja. Y no es el caso. Por eso, la desactivación probablemente no se vaya a producir antes de un año.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.