El primer episodio de calor extremo del año se ha adelantado y ha llegado, de forma inusual, en plena primavera. Durante estos días, se están alcanzando picos de hasta 40 grados en el sur de España. Y este aumento brusco de la temperatura puede tener probablemente efectos en la salud de las personas más vulnerables, los mayores.
Mortalidad esperada y observada en España (MOMO). Fuente: ISCIII.
Los peligros del estrés térmico
En concreto, estas subidas drásticas pueden provocar un estrés térmico en el organismo de los mayores que derive en síntomas clínicos graves o en un empeoramiento de patologías previas –sobre todo circulatorias–.
Por esta razón, a un periodo anómalo de altas temperaturas le suele seguir un incremento de la mortalidad por todas las causas –como se puede observar en el MOMO–, no tanto únicamente debida a golpes de calor –las personas de más de 65 años son más proclives a sufrirlos– sino también por la descompensación de otras enfermedades crónicas, según se estima.
Prueba de ello es lo que ocurrió el pasado verano con los sucesivos periódicos de temperaturas extremas –cuando se superaron los 40 grados–: según se llegó a estimar en un estudio, podría haber habido hasta 12.000 decesos asociados con el calor extremo o moderado. Y el grupo más afectado en estos casos suelen ser quienes tienen más de 80 años y/o tienen patologías de riesgo.
Pronóstico para esta semana y tendencia para la próxima (hilo 🧵)
➡️ Esta semana ya no se espera lluvia en cantidades significativas 🌞
➡️ Las temperaturas máximas se mantendrán notablemente más altas de lo normal para esta época; extraordinariamente más altas jueves y viernes 🌡️ pic.twitter.com/yJGHVgGFK9
Para entender cómo afecta la exposición a temperaturas extremas hay familiarizarse con el concepto de estrés térmico, que se refiere a la carga de calor que recibe el organismo y la que termina acumulando.
En concreto, cuando la cantidad es excesiva y el organismo no logra autorregularse correctamente, es cuando surgen las complicaciones.
Y que estas aparezcan, depende de las características del individuo –edad avanzada, obesidad, correcta hidratación, etc.–, de la humedad en el entorno, de los grados que haga en el ambiente, de la exposición directa al sol o de la actividad física que se esté realizando, entre otros factores.
El procedimiento es el siguiente, explican los expertos a 65YMÁS, cuando hay un cambio brusco de temperatura y una exposición prolongada al calor, el organismo trata de aclimatarse y, en este proceso natural, se implican el aparato circulatorio, el sistema endocrino y las glándulas sudoríparas.
Por esta razón, cuando una persona no logra adaptarse al cambio de temperatura, y comienza a deshidratarse, su cuerpo procede a compensar esta carencia de líquidos y aparecen disfunciones tales como debilidad, fatiga, taquicardia y falta de sudor.
"Las personas mayores son más vulnerables a los episodios de altas temperaturas. En ellas pueden ocasionar consecuencias más graves y de hecho son las que presentan mayores tasas de mortalidad cuando se producen olas de calor. El motivo de este riesgo es por las alteraciones en su centro termorregulador, ya que no se activa la necesidad de protegerse. Es decir, no sienten tanta percepción de sed, por lo que es mucho más fácil que lleguen a la deshidratación", ejemplifican desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (@seggeriatria).
"Es conveniente seguir una serie de pautas por parte de las personas cuidadoras y que éstas permanezcan atentas a la aparición de dolores de cabeza, náuseas, vómitos, sequedad en la boca y mareos. También pueden ser síntomas a tener en cuenta los escalofríos, calambres musculares en brazos, piernas o vientre o la piel seca o enrojecida. Todos estos, si no se controlan, pueden derivar en desorientación, pérdida de conciencia, ausencia de sudoración e hipertermia", indican.
— RAM Revista del Aficionado a la Meteorología (@RAM_meteo) April 25, 2023
"Los mayores son más vulnerables, por una parte, porque sus condiciones fisiológicas hacen que sea más fácil su deshidratación, en segundo lugar, porque tienen una peor percepción de la temperatura por disfunciones en su sistema termorregulador, y además, suelen ser personas polimedicadas –algunos de los fármacos pueden favorecer la deshidratación– y con pluripatologías que deshidratan, como diarreas crónicas", explica el catedrático de inmunología de la Universidad de Valencia, Rafael Toledo (@alfwarrior).
"Hay que actuar rápido con ellos. Su pérdida de líquidos puede ser mucho mayor y más grave, porque puede desequilibrar otras patologías –, además del propio daño que causa la deshidratación en sí", añade.
"En una ola de calor como la que estamos experimentando en estos días en buena parte de España es muy importante tomar las medidas preventivas necesarias para mitigar su impacto en personas vulnerables, especialmente en personas mayores. Las olas de calor pueden tener un serio efecto en la salud. Pueden causar golpes de calor importantes que producen accidentes cerebrovasculares, afectación cardio pulmonar, trastornos circulatorios, confusión mental y deshidratación severa con desequilibrios hidroelectroliticos", indica por su parte el exdirectivo de la OMS, Daniel López Acuña (@lopezacunad).
Por su parte, desde la Sociedad Española Medicina de Urgencias (@SEMES_),se muestran a la espera de lo que pueda ocurrir, ya que la ola de calor "puede afectar a los enfermos mayores y crónicos", afirmaba a este diario su vicepresidente, Pascual Piñera.
Con todo, aseguran desde la SEGG, las personas mayores pueden tomar medidas para reducir el riesgo de sufrir estas complicaciones derivadas del calor extremo y del estrés térmico al que se somete a sus cuerpos.
Según aseguran, "es imprescindible un aporte regular de líquidos, zumos de fruta, cremas, sopas y también conviene evitar el consumo de bebidas alcohólicas, además de evitar la exposición al sol en las horas de más calor, así como permanecer en sitios frescos".
Y advierten: "Los colectivos de Mayores con trastornos cognitivos y con comorbilidad son los que tienen riesgos mayores de que se agrave su estado con fallo multiorgánico y shock hipovolémico".
"En las residencias de mayores –apostilla Daniel López Acuña– es muy importante la adecuada ventilación y climatización del ambiente con el funcionamiento del aire acondicionado para mantener temperaturas de entre 20 y 22 grados. Lo más importante de todo es prevenir la mortalidad excesiva y evitable que resulta de las altas temperaturas. No podemos dejar que se produzca lo que sucedió en Francia en el periodo canicular en el verano de hace casi 20 años, en el que hubo decenas de miles de muertes de personas mayores atribuibles al calor".
"Si te encuentras en tu entorno con una persona que tiene alguno de estos síntomas en época de mucho calor, que tiene una piel enrojecida, caliente y seca, está mareada, con náuseas, confundida, con mucha debilidad y cansancio y está aturdida o adormecida, tiene sensación de perder el conocimiento y con un dolor de cabeza muy fuerte, podemos pensar que está sufriendo un golpe de calor. Si está al sol, debes quitarla de allí, acostarla en posición de seguridad o sentarla y llamar a emergencias si no se recupera. Un golpe de calor debe tratarse urgentemente, porque puede dar lugar a signos neurológicos que pueden acompañar a un coma e incluso la muerte", recomienda la enfermera y coordinadora de SEMES Divulgación, Rosa Pérez.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.