Salir de la rutina, explorar nuevos destinos, disfrutar de la playa, de la montaña, de la gastronomía y sumar nuevas experiencias. Las vacaciones crean recuerdos inolvidables.
Una gran parte de los españoles planifica sus vacaciones de verano con poca antelación, en busca de ofertas de última hora. Y, optan por destinos domésticos o de corto radio; aunque también cobran importancia los destinos internacionales. Los más populares incluyen Portugal, Italia, Francia, Reino Unido, Alemania, Grecia, Marruecos, Estados Unidos. Al tiempo, hay destinos, como Albania, que están cobrando popularidad.
Estas son varias de las conclusiones que se extraen del informe ‘Verano 2024: ¿Cómo viajamos los españoles?’ de la plataforma turística Mabrian. Pero viajar y hacer actividades alejadas de nuestra actividad normal supone exponernos a sufrir algún revés… desde que nos pierdan una maleta, sufrir la temida diarrea del viajero; hasta sufrir un accidente en nuestro lugar de destino.
El año pasado, las aseguradoras hicieron frente a 312.000 percances de viajeros españoles, según el informe ‘El seguro de viaje en 2023’ de la patronal del sector, Unespa (@UNESPA). En general, seis de cada diez siniestros en los seguros de viaje están relacionados con la enfermedad y la hospitalización. Por detrás, como segunda causa, están los accidentes. El coste medio que tuvieron que pagar las empresas fue de 434 euros. Pero, alguna de esas intervenciones alcanzó los 150.000 euros. Afrontar algo así, sin contar con un seguro de viaje, puede suponer un gran revés.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) (@consumidores) recomienda la contratación de un seguro de asistencia, especialmente si vamos a viajar fuera de España, ya sea por Europa u otros destinos. Ahora bien, conviene revisar muy bien las pólizas, desconfiar de los seguros baratos, analizar coberturas, límites y exclusiones. En el caso de los sénior, deben mirar muy bien la letra pequeña y asegurarse de que ninguna garantía tiene límites de edad. Recientemente, 65YMÁS cómo muchos seguros de viaje excluyen de las indemnizaciones con causa de muerte o invalidez causados por accidente durante el viaje, a los mayores de 65 o 70 años.
El elevado coste de un percance durante un viaje
Hay ocasiones en las que una enfermedad o una hospitalización pueden resultar particularmente onerosas para los afectados. El año pasado, el seguro de asistencia en viaje llegó a atender percances de 74.000 euros en Israel, de 56.000 euros en Canadá o de 48.000 euros en Estados Unidos. “Resolver un problema de salud puede salir caro, incluso si sucede en los países más cercanos”, explican desde la patronal Unespa. El destino es, con seguridad, el factor más importante a tener en cuenta, dado que el coste de los percances sanitarios varía en función del destino donde se producen.
Normalmente, “las compañías suelen establecer las tarifas, primas y productos por tres o cuatro distinciones geográficas: España, Europa y países ribereños, resto del mundo excepto EEUU, Japón y Canadá”, detallan desde Legálitas (@Legalitas_ES).
Los siniestros de repatriación son muy extraordinarios. Pero cuando se produce una repatriación por enfermedad o por otras causas, su coste puede llegar a ser muy elevado. “El caso más extremo, que se dio en Islandia, este importe llegó a 150.000 euros”, explica Unespa.
Lo barato puede salir caro
Afrontar el coste de la asistencia médica si no contamos con un seguro de salud puede llevar a situaciones de “riesgo médico, endeudamiento significativo o estrés innecesario para los afectados y sus familias”, advierte la OCU. Ahora bien, estas situaciones pueden darse tanto por no contar con una póliza, como por tener un seguro insuficiente.
“Los fuertes costes que puede tener la asistencia médica en determinados países hace necesario contratar al menos una cobertura de 300.000 euros, aunque es recomendable contratar una cuantía mayor”, aseguran desde la Organización de Consumidores y Usuarios.
En los viajes dentro de España o a la Unión Europea, Legálitas detalla que puede ser suficiente contratar una póliza con garantía de cancelación, perdida/daños y robo equipaje, prolongación de estancia, demoras y pérdida de servicios contratados y reembolso de vacaciones no disfrutadas.
Pero si el viaje es fuera de la Unión Europea, Legálitas recomienda contratar una póliza que “incluya cobertura de asistencia sanitaria (con capitales adecuados según los costes sanitarios del país al que se viaja), repatriación, traslado familiar, convalecencia en hotel, asistencia legal y responsabilidad civil, gastos de secuestro, información general (embajadas, vacunas, requisitos de entrada)”.
Para Legálitas, además, “siempre es recomendable incluir la garantía de repatríación siendo lo ideal que sus límites máximos de indemnización contemplen una suma asegurada adecuada o que cubra su coste completo (o ilimitado) con un capital adecuado”.
¿En qué fijarse al contratar un seguro de viaje?
A la vista de todo lo anterior, la cuestión es, ¿qué aspectos se deben revisar al contratar un seguro de viaje?, ¿con qué trampas o exclusiones edadistas se puede encontrar un sénior?, ¿qué coberturas imprescindibles debe exigir?
Como explica Legálitas, “debe considerarse la duración del viaje y el destino, ya que si se viaja a un país en el que no se puede utilizar la tarjeta sanitaria europea se debe contratar un seguro con una buena cobertura médica en el extranjero”.
“El seguro de Viaje es un contrato de adhesión con condiciones generales donde las compañías imponen un contrato redactado previamente, aunque cada una de ellas ofrece distintas modalidades”, asegura Legálitas. “Estas pueden ir desde la más básicas, que incluyen una única garantía como cancelación y algunas relativas a gastos de demora, pérdida de maletas y asistencia sanitaria con una suma asegurada mínima, hasta otras más completas que incorporan garantías de cancelación, de asistencia sanitaria, repatriación, responsabilidad civil, defensa jurídica”, entre otras.
“Por lo tanto, al contratarlo, cada uno elige la modalidad que le interesa aceptando las coberturas básicas, las voluntarias, aumentando sumas aseguradas y, en su caso, supresión de franquicias o el importe de estas”. De esta forma, Legálitas recomienda negociar y adaptar el seguro a nuestras necesidades.
No existen productos en los que todas las coberturas incluidas sean ilimitadas. “Lo que recomiendo es mirar muy bien que el capital de asistencia sanitaria sea suficiente para viajar con tranquilidad”, asegura Ángel del Amo(@angeldelamo) agente de seguros y vicepresidente del Colegio de Mediadores de Seguros de Madrid (@colmedmadrid). “Eso es lo principal y más importante. El resto de cosas que incluyen los seguros de viajes, como la indemnización en caso de pérdida del equipaje, o por anulación, envío de medicamentos al extranjero, o incluso esa indemnización de la que hablamos, en caso de invalidez, es secundario”.
Exclusiones para mayores de 65 años
De la misma forma, si quien contrata el seguro es mayor de 65 años, debe mirar si la garantía de indemnización por muerte o invalidez tras un accidente durante el viaje tiene límite de edad. En caso afirmativo, puede negociar para eliminar ese límite de edad, lo que elevará el precio de la prima, pero también puede eliminar por completo esa garantía, lo que abaratará un poco la póliza.
Recientemente, un lector de 65YMÁS, Andrés Cabarcos, de 73 años, nos contaba la desagradable sorpresa con que se había encontrado al contratar un seguro para su viaje de vacaciones de su mujer y él a Vietnam. “No quedan amparadas las personas mayores de 70 años” en la a garantía de indemnización con causa de muerte o invalidez, causados por accidente durante el viaje, lo que considera un nuevo caso de "discriminación por edad".
Un buen número de pólizas tienen esta exclusión por edad en la cobertura de indemnización en caso de accidente con resultado de muerte o invalidez. Pero también hay seguros que no incluyen esta limitación por edad. En general, coinciden con las pólizas de aseguradoras especializadas en este ramo. “Eliminar esta exclusión por edad eleva el precio de la prima del seguro”, explica el vicepresidente del Colegio de Mediadores de Seguros de Madrid.
Tarjeta Sanitaria Europea, ¿es suficiente?
Pese a que no es obligatoria, es más que recomendable contar con la Tarjeta Sanitaria Europea si vamos a viajar este verano por Europa. Con ella nos aseguramos el derecho a recibir asistencia sanitaria. Como sostiene la la Seguridad Social en su web, la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) es un documento personal e intransferible que acredita el derecho a recibir las prestaciones sanitarias que resulten necesarias, desde un punto de vista médico, durante una estancia temporal en cualquier país, tanto de la Unión Europea, como del Espacio Económico Europeo (Noruega, Liechtenstein e Islandia) y Suiza.
“Es importante destacar que la TSE no es un sustituto del seguro de viaje, ya que no cubre aspectos como la repatriación o el tratamiento médico privado”, advierte, no obstante, la OCU. Por lo tanto, “incluso dentro de Europa, es recomendable considerar la contratación de un seguro de viaje que cubra estos aspectos adicionales”.
Además, hay que tener en cuenta que la TSE tiene ciertos límites. Por ejemplo, no será válida cuando el desplazamiento tenga la finalidad de recibir tratamiento médico, tampoco será un documento válido para quien haya trasladado su residencia al territorio de otro Estado miembro.
Y aun en el caso de cumplir con el requisito del desplazamiento temporal, la tarjeta no asegura por sí misma recibir asistencia sanitaria gratuita. En algunos casos, tendremos que asumir una cantidad fija o un porcentaje de los gastos derivados de la asistencia sanitaria, en igualdad de condiciones con los asegurados del Estado al que se desplaza. Estos importes no son reintegrables. El motivo es que los sistemas de asistencia sanitaria de cada país son diferentes, de tal forma que los servicios que en un país son gratuitos pueden no serlo en otros.
¿Cómo reclamar un hecho sucedido en el país de destino?
Ante un incidente en un país remoto y ante un rechazo por parte de la entidad, la primera opción es pedir ayuda, información o colaboración a las embajadas o consulados, pues el trámite de reclamación a las entidades aseguradoras está regulado pero sujeto a plazos (dos meses, si bien existen entidades adheridas a código de buenas prácticas comprometiéndose a resolverlo en un mes) y hay ciertos problemas que no se podrán resolver a corto plazo, ya que muchos de ellos acaban judicializados.
Legálitas recuerda que toda compañía está obligada a tramitar las reclamaciones de los asegurados e incluso a que sean conocidas y resueltas por un departamento de Atención al Cliente y/o defensor del asegurado de forma rigurosa, imparcial y con la fuerza de vincular a la compañía con una resolución positiva para el asegurado.
De no obtener una resolución favorable o ante la falta de respuesta podría iniciarse la acción judicial (la competencia territorial es de los juzgados correspondientes al domicilio del asegurado, siendo nulo cualquier pacto en contrario) o acudir a la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP), aunque el dictamen que recaiga no sería vinculante. Algo que cambiará en cuanto quede aprobada la figura del Defensor del Cliente Financiero, ahora en trámite parlamentario.
Sobre el autor:
Beatriz Torija
Beatriz Torija es periodista y documentalista, especializada en información económica. Lleva 20 años contando la actualidad de la economía y los mercados financieros a través de la radio, la televisión y la prensa escrita. Además, cocina y fotografía.