La hierba medicinal china que ayuda y protege frente a ataques al corazón
Los reduce hasta en un 62%
Las plantas medicinales se han usado durante siglos como remedios para algunas enfermedades en diversos lugares del globo y con resultados muy diferentes. La medicina tradicional china es una ciencia milenaria destacable en este campo, con más de 4.000 años de antigüedad e institucionalizada en el siglo VII d. C..
Es precisamente una hierba de origen chino, 'Astragalus', la que se ha descubierto ahora como posible tratamiento cardiovascular. Esta planta tiene el potencial de mejorar el resultado de los pacientes con ataques cardiacos, ya que reduce la inflamación y no afecta negativamente a la inmunidad, como sí lo hacen otros tratamientos actuales. Así se muestra en una investigación de la Universidad de Newcastle (Reino Unido) publicada en 'GeoScience'.
Reducir la inflamación es clave
El estudio recoge que al administrarse el TA-65 sacado del 'Astragalus' a pacientes mayores durante más de un año tras un ataque al corazón, aumentan sus linfocitos y mejora su inmunidad. Además, los pacientes a los que se suministró este fármaco, experimentaron muchas menos complicaciones como dolores en el pecho o en las articulaciones.
El autor, Ioakin Spyridopoulos, explica que "se ha vuelto ampliamente reconocido que la inflamación juega un papel clave en formación, progresión y ruptura de una placa coronaria que induce un ataque cardiaco, pero también es un factor de riesgo importante para futuras complicaciones".
Sabiendo esto, es clave en el tratamiento reducir la inflamación después de un ataque cardiaco. Según el autor, el estudio demuestra que TA-65 reduce hasta en un 62% la inflamación. Este compuesto también mejora la inmunidad, ya que aumenta las células inmunitarias del paciente.
Menos efectos adversos
En el estudio piloto controlado aleatorio en 90 pacientes de 65 años o más, se administró a los participantes un medicamento placebo o TA-65. Se les tomaron análisis de sangre tanto al comienzo como a los seis meses de empezar y al año, para evaluar los resultados.
Además, se les revisó regularmente en la clínica para comprobar si aparecían efectos secundarios. Aquellos a los que se administró el fármaco tuvieron pocos efectos adversos -fiebre y otro problema médico-. De hecho, mostraron un 30% menos de efectos que los que no recibían el fármaco real.
