La pandemia no sólo ha pasado factura a los mayores desde el punto de vista físico –la inmensa mayoría de los hospitalizados y fallecidos tenían más de 65 años–.
Según el nuevo Barómetro de Mayores de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (@MayoresUDP), presentado en Servimedia, la emergencia sanitaria tuvo un gran impacto emocional en este colectivo, desconectándoles parcialmente del resto de la sociedad, rompiendo sus rutinas y generando en ellos sensaciones de soledad, de miedo, de incomprensión y de enfado.
Unas sensaciones que, en ciertos casos, tras los momentos más duros de la pandemia, podrían cronificarse y que afectaron sobre todo a las mujeres, a los y las más mayores –80 años o más–, a quienes viven solos y a quienes tienen menores ingresos.
Epidemia de soledad
Así, una de las problemáticas agravadas por la crisis sanitaria fue la soledad no deseada. Según recoge Servimedia, del estudio se desprende que, si bien sólo un 10% de los mayores reconocen que están aislados o padecen soledad no deseada, cuando se habla de los grupos sociales anteriormente mencionados, el porcentaje aumenta considerablemente.
En concreto, el 13% de las mujeres, el 14% de los mayores de 80 años, el 15% de las personas de más de 65 años con pocos ingresos y el 19,5% de quienes viven solos denuncian que se sienten aislados. Una situación vital, que genera un fuerte impacto emocional.
Y es que, según este mismo estudio, lo que más valoran los encuestados es tener relaciones sociales y un proyecto de vida, condiciones sine qua non para un envejecimiento activo –con las ventajas que aporta para la salud en general–.
No obstante, durante la pandemia, este tipo de interacciones y también los cuidados, actividades y el acompañamiento que ofrece la administración se vieron limitados, y aunque muchos han recuperado su vida y su grado de "satisfacción" con las relaciones que tienen es generalmente buena, la crisis ha puesto de relieve la existencia de sectores más vulnerables que quedaron más dañados.
De esta manera, aumentó asimismo, según el barómetro, la "angustia" (33%), el "miedo a enfermar" (31%) y el temor a salir de casa (23%).
La Covid rompió "dinámicas, procesos y hábitos” e hizo que los mayores se sintieran “mal en general, enfadados, inútiles, impotentes”, indicó Cristóbal Gómez Benito, integrante del Grupo de Trabajo del Barómetro Mayores UDP.
Y es que, indica, la forma en la que se vive en la vejez "ya no sólo depende de la persona sino del medio social, de las instituciones y de los marcos relacionales".
Digitalización y menor atención por parte del Estado
Con todo, los mayores no sólo sufrieron por las medidas anticovid o por el miedo al virus, este colectivo también sintió en sus propias carnes la interrupción o el mal funcionamiento de ciertos servicios que les prestaba el Estado –atención domiciliaria, centros de salud con consultas online, digitalización forzosa, aplazamiento de intervenciones...– y que según los autores del barómetro, deberían mejorar de cara al futuro.
"El estudio ha incidido en tres aspectos: la incidencia de la pandemia en la autonomía personal –en su vida cotidiana–, en la brecha digital y en la satisfacción respecto a los distintos servicios prestados por las administraciones", explicó la presidenta de UDP, Inmaculada Ruiz, en la presentación del barómetro en Servimedia.
Respecto al segundo punto, del estudio se desprende que los mayores tuvieron que utilizar, sin ningún tipo de transición, los medios digitales, con su correspondiente impacto y las barreras que eso supuso para ellos.
Por ello, los autores del barómetro han destacado la importancia de invertir en más formación y en una vuelta a la atención presencial, para garantizar una igualdad entre todos los ciudadanos. "La campaña que hubo contra los bancos dio buenos resultados. Pero no es suficiente, hay que seguir", indicó Cristóbal Gómez Benito.
"Y hay que ayudar seriamente a los mayores a acceder al mundo digital, porque no somos nativos", apuntó José Ignacio Casas, miembro del grupo de trabajo del barómetro.
Finalmente, los autores piden invertir en más medios por parte del Estado –por ejemplo, dotando de medios a la Ley de Depencia– para atender a la población mayor y sobre todo a los segmentos más vulnerables.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.