París, pionera en prohibir los patinetes eléctricos: ¿seguirá España su ejemplo?

París fue la ciudad pionera en implantar los patinetes eléctricos como una alternativa más asequible y menos contaminante en 2018. Ahora se ha convertido también en la ciudad pionera en prohibirlos. Recientemente se celebró un referéndum en el que preguntaban sobre si mantener estos Vehículos de Movilidad Personal (VMP) en el espacio público o si eliminarlos, debido a su peligro -han aumentado los accidentes- y a que son una fuente de conflictos importante. Ganó la última con casi un 90% de los votos, pero con una participación muy baja -menos de 7,5%-. 

Este medio de transporte 'revolucionario' ha ido ganando espacio también en las ciudades españolas: puede costar unos 100 euros, son ligeros, fáciles de llevar y no contaminan. Además, las estrictas normas de circulación, como el plan de Madrid Central, obliga a muchas personas a cambiar su método de transporte, y los patinetes han sido una opción que ha adoptado un gran número de personas. 

Vivir deprisa, moverse menos

La sociedad acelerada de las ciudades también provoca que haya un incremento del uso de los patinetes para llegar más rápido a todas partes y poder hacer más tareas en menos tiempo. Además, el uso de estos aparatos fomenta el sedentarismo, ya que, al ser más rápidos, se sustituye el paseo a pie por el patinete. 

Su regulación es clara y presenta elementos comunes en todas partes: no pueden circular por aceras, zonas peatonales, pasos de travesías, autovías, autopistas, túneles en ámbito urbano o vías interurbanas; la velocidad máxima permitida es de 25 km/h, no se puede utilizar bajo los efectos del alcohol, llevar auriculares, usar el móvil u otros dispositivos y por la noche se deben llevar luces reflectantes. 

El problema llega cuando sus conductores no conocen las normas de circulación y superan la velocidad permitida o circulan por aceras, poniendo en riesgo a los viandantes, que tienen que esquivarlos, y haciéndolos molestos sobre todo para personas mayores y con algún tipo de diversidad funcional. 

Sin embargo, no todo son desventajas. Estos VMP encantan a la generación Z -de 18 a 24 años- y a los millenial -de 25 a 34-, que son los que más confían en este medio de transporte. No se puede negar que son fáciles de llevar en transporte público y que se pueden guardar fácilmente en casa. En España puede haber casi un millón de patinetes eléctricos en funcionamiento, siendo el 97% de alquiler compartido. 

Pese a esto, el ejemplo parisino puede dar pie a más referéndum en otras ciudades del mundo. Aunque quizá lo más adecuado sería, tal y como han recomendado algunas autoescuelas, regular una formación mínima y, así, promover una conducción más responsable y segura.