¿Por qué la nariz y las orejas crecen durante toda la vida?

Desde Sociedad Intergeneracional explican cómo envejece el cuerpo a medida que cumplimos años. Aunque el cuerpo humano comienza a hacerlo a los 20 años, no comienza a notarse hasta más adelante. Además, es perceptible con más facilidad en los hombres que en las mujeres, que son las que suelen ser más 'resistentes' y vivir más tiempo. 

Aun así, el envejecimiento afecta a todos -aunque no por igual- y es un cambio inevitable y natural. Recuerdan que se puede seguir con una vida plena y que "envejecer no es sinónimo de enfermar". Así, José Antonio López Trigo, presidente de la Sociedad Española de Geriatría, aclara en una entrevista con Infosalus que algunos cambios físicos son más llamativos que otros, y uno de los ejemplos son las orejas y la nariz. 

Partes del cuerpo que 'se descuelgan'

No es que crezcan como tal, ya que las orejas son cartílagos y la nariz, cartílagos y huesos. "Lo que sí ocurre es que la piel que las envuelve, los tejidos blandos, se hacen más laxos con el paso del tiempo y, por ejemplo, la oreja se descuelga y crece muchísimo su lóbulo interior", explica. Lo mismo ocurre con la piel que envuelve la nariz. "Lógicamente, eso produce una apariencia de aumento de tamaño, pero no porque las estructuras rígidas crezcan", comenta el experto. 

López Trigo, que también trabaja en el área de accesibilidad del ayuntamiento de Málaga y como geriatra asesor en la Asociación Alzheimer de Málaga, avisa de que puede ocurrir igual con la papada: "No se hace más gruesa con el paso del tiempo, sino que sigue el principio universal de la gravedad, por el que todo tiende a caerse". 

Con el tejido mamario también ocurre: "Se reemplaza el tejido glandular, el tejido de sostén, por grasa, y esta también tiende a desplazarse y por eso hay más probabilidad de que se 'caigan'", añade. De la misma manera, la piel de otras partes del cuerpo, como la de los brazos, se 'descuelga'. Aquí, el tejido consistente pasa a ser tejido graso, sin tersura ni elasticidad. 

En el caso de los hombres

En el caso específico de los hombres, el experto explica que ocurre con la piel del escroto y que los testículos no crecen, sino que la piel disminuye su tensión, lo que provoca que la bolsa testicular aumente su tamaño, aunque no los testículos. 

Lo que sí crece es la próstata. López Trigo señala que en algunos casos "es muy llamativo y se habla de hipertrofia". Es el diagnóstico que más se repite "en los varones mayores en urología". Esto provoca que el hombre tenga que "levantarse más veces al baño o tenga más sensación de ir al baño". 

Los huesos y el vello corporal

Por otra parte, en el proceso de envejecimiento también se ven afectados los huesos, que crecen y se deforman por la artrosis. Esta es una enfermedad que se basa en un crecimiento óseo desordenado, "donde los dedo pierden su finura y son más bastos, crecen y se deforman, igual ocurre con los pies y las rodillas artrósicas". 

Sin embargo, no todo crece. Es perceptible que las personas mayores disminuyen su altura. Esto se debe a que las vértebras "se hacen más finas". En el caso de que la pérdida sea demasiado notable por encima de los 55 o 60 años, se debería estudiar, así como puede deberse a osteoporosis. 

También advierte de que es posible que aparezca vello donde nunca lo ha habido, como ocurre en la barbilla en el caso de la mujer. Se produce druante la menopausia, ante la disminución de los estrógenos -la hormona femenina- y el aumento de los andrógenos. En los hombres, el pelo aparece más en las cejas y en las orejas. 

Cambios internos

Todo eso es lo que ocurre a simple vista, pero dentro del organismo también suceden cambios. Los órganos se deterioran, siendo unos de los primeros los riñones. "Por esa vía hay que eliminar muchos medicamentos y si no nos andamos con cuidado se pueden acumular en el riñón", advierte.

Destaca también que ahí es donde "se transforma parte del agua de nuestros tejidos en tejido graso, un hecho que tiene mucha importancia, porque ese tejido puede hacer de retención al fármaco". 

La masa muscular también disminuye, como las proteínas que circulan por la sangre. La audición se pierde en los tonos agudos, así como la visión cercana, apareciendo también la vista cansada y la presbicia. 

El cerebro

El cerebro, subraya López Trigo, se vuelve más lento para procesar la información. La memoria reciente se va perdiendo y también la capacidad de atención. Aun así, señala que "esto no justifica que a alguien se le olvide lo necesario para hacer su vida".

"Sino no habría premios Nobel a los 85 años", añade. Este tipo de pérdidas de memoria no afectan al día a día, pero si se convierten en pérdidas de memoria incapacitables, se podría estar hablando de alguna enfermedad.