Como ya sucedió durante la segunda y tercera ola, la Atención Primaria, el principal dique de contención de la pandemia –junto a los departamentos de Salud Pública–, está volviendo a vivir momentos de tensión y de saturación por el aumento exponencial de casos en casi toda España –la incidencia acumulada a 14 días ha superado los 600 infectados con el 50% de la población vacunada–.
Y en esta ocasión, los centros de salud se encuentran en una situación más precaria que hace unos meses. Y es que, tras año y medio de crisis sanitaria, gran parte del personal sufre el síndrome de desgaste profesional, también conocido como 'burnout'.
Además, una parte de ellos están de baja por las secuelas de la pandemia y otros, al estar en periodo veraniego, se han cogido vacaciones, por lo que quedan plantillas muy mermadas y desanimadas para atender a una avalancha de pacientes Covid que, por edad –jóvenes sin vacunar en su mayoría–, suelen tener pocos síntomas y son tratados por los centros de salud.
La Atención Primaria, ante la "endemización del virus"
Sin embargo, lo que más molesta a buena parte de las organizaciones de trabajadores del sector es que en todo este tiempo de pandemia no se haya contratado a un número de profesionales suficiente para hacer frente a nuevas olas y para evitar que, a cada embestida del virus, los servicios de salud se saturen.
Un cambio, que podría ser inevitable de cara a los próximos meses o años. "Pensamos que estamos entrando en una nueva etapa de 'endemización' del virus y, en unos meses, se sabrá cómo queda el equilibrio y, si eso, resultará en tener que redimensionar el sistema de salud",adelanta la inmunóloga del CSIC, Matilde Cañelles (@CanellesMatilde).
Con todo, por el momento –a parte de ciertos aumentos puntuales de plantilla, declaraciones de intenciones y anuncios de posibles futuros planes de reforma–, las autoridades sólo han recurrido a medidas restrictivas para aliviar la presión asistencial y, más recientemente, han liberalizado la venta de test de antígenos en farmacias. Una decisión, que quizá podría descargar de trabajo a los centros de salud y evitar que realicen buena parte de las pruebas, pero que podría resultar insuficiente.
"La Atención Primaria ya se encontraba muy debilitada, tensionada y castigada tras años de recortes antes de la pandemia del Covid-19 y en los últimos meses ha seguido empeorando al tener que encargarse de la atención a personas sospechosas o con la enfermedad, hacer el seguimiento y detección de casos y también la vacunación del conjunto de la población. Todo ello sumado, además, a sus labores ordinarias de atender a personas con cualquier otra enfermedad o problema de salud", aseguran a 65Ymás desde el sindicato de Enfermería Satse (@Sindicato_SATSE).
Y añaden: "Es absolutamente necesario y urgente reforzar nuestro sistema sanitario de cara al futuro. Lo que está ocurriendo, lamentablemente, es que las instituciones de nuestro país no han aprendido absolutamente nada de la grave crisis sanitaria y social que seguimos sufriendo por la pandemia del Covid-19, porque en las distintas estrategias y planes de actuación futuros siguen sin priorizar a nivel presupuestario, profesional y político la mejora y sostenibilidad de nuestro sistema sanitario".
Más de 50 pacientes por día
Coinciden con lo expuesto por el sindicato Satse los médicos representados por la asociación madrileña Amyts (@amytsmedicos). “La situación de la Atención Primaria ahora mismo es mala, caótica y con un déficit de médicos de familia y pediatras importante. Estoy hablando de más de 50 pacientes por día. No hay refuerzos y no se han contratado suplentes. Son muy pocos los residentes que se han querido quedar. Así que partimos de un déficit importante y, encima, como es de derecho, hay vacaciones", explica la secretaria general de Atención Primaria de Amyts, María Justicia.
"Hay centros de salud que están al límite. Por ejemplo, de nueve médicos que había en Villalba, se han quedado dos. Y nos contaba una compañera de Fuenlabrada que estaban haciendo 100 PCR diarias”, denuncia. "La quinta ola se está extendiendo como la pólvora y está afectando incluso a gente vacunada. Lo bueno, es que no produce los síntomas, si no, esto sería como la primera ola. Pero aun así, estamos al borde del colapso", advierte.
“Y no es sólo por la quinta ola, ha sido toda la pandemia”, añade el responsable de Acción Sindical de Atención Primaria en CCOO Sanidad de la Comunidad de Madrid (@CCOO), Sergio Fernández. “Esta situación viene de lejos. Tenemos un déficit importantísimo. Esto nos lleva a que, cuando llega la pandemia, todo esto estalla y los profesionales están agonizando", cuenta. "A todo esto, hay que sumarle una ciudadanía cansada y agotada. Los aplausos se han transformado en quejas. Lo entiendo, cuando llamas 40 veces, es imposible no enfadarse”, reconoce.
Opina como Fernández, la médico de la Atención Primaria miembro del sindicato MATS (@matsmadrid) Ana Encinas, que avisa que los sanitarios están ya 'quemados'. “Lo estamos viviendo francamente mal. Llevamos 26 años con el PP debilitando el sistema público y hay un déficit muy importante. Estamos en quinta ola y, en dos semanas, no te puedo dar porcentajes claros, pero se han multiplicado por cuatro los casos positivos. No sabemos cómo organizarnos”, avisa.
A pesar de todo, al menos en su comunidad, los profesionales tratan que esta saturación no repercuta tanto en la atención a los pacientes habituales crónicos, según Óscar Ortíz, representante del Sindicato de Médicos de Cantabria (@MedicoCantabria) –una de las regiones que más ha sufrido esta quinta ola–. Al contrario, matiza, sobre todo, va en detrimento del control de la pandemia puesto que no pueden realizar al 100% todas las tareas.
“Esto viene sucediendo de hace 10 años y nadie ha puesto solución. ¿Qué ha pasado ahora? Pues que hay una quinta ola y los servicios de Atención Primaria están sobrecargados y tienen que hacer todos los contactos estrechos, llamar por teléfono, vigilar a los inmunodeprimidos, etc. Tienen un trabajo brutal, con una plantilla mermada. Y no se puede hacer todo. Cuatro no logran realizar el trabajo de 10 médicos durante una quinta ola pandémica. Se hace lo que se puede. Al final, se resiente el seguimiento de los pacientes que tienen que estar vigilados por Covid”, sostiene.
La quinta ola llega a los hospitales
Y no sólo es la Atención Primaria la que está saturada. En algunas regiones, como Cataluña, y, previsiblemente en unos días, quizá también en otras, la barrera de contención de los centros de salud ya no es suficiente y ya llegan pacientes jóvenes a las urgencias de los hospitales cuyas camas UCI están en un 35,02% ocupadas por infectados de coronavirus.
“Hay de todo. Desde el que no va nunca a la Primaria, esconde la cabeza debajo de la tierra, pero al final viene porque ya no aguanta más, hasta algunos que van al centro de salud y no necesitan atención pero, con los días, empeoran”, indica el neumólogo del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau –en Barcelona–, David de la Rosa.
"Hubo un momento que sólo quedaban seis o siete pacientes ingresados, pero durante las hogueras de San Juan la gente salió mucho a la calle y se empezaron a relajar las medidas. Teníamos esa sensación de que esto se veía venir", comenta.
“La primaria ha hecho lo que ha podido, pero, por pura estadística, ha empezado a llegar gente joven a los hospitales con la que hay que ir a por todas. Los casos suelen ser no vacunados y la mayoría están sanos”, relata.
Así y todo, concluye, algunas personas vacunadas también están ingresando y el perfil responde al de una persona con "alguna inmunodeficiencia" que ha tenido Covid "fuerte" o al de paciente con una infección leve por coronavirus al que alguna enfermedad, que ya tenía, "se le ha descompensado".
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.