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La rehabilitación robótica tras un ictus es beneficiosa

Patricia Matey

Foto: Bigstock

Sábado 28 de diciembre de 2024

9 minutos

Su uso en la terapia de la parálisis de las extremidades superiores es eficaz para el paciente

La rehabilitación robótica tras un ictus es beneficiosa
Patricia Matey

Foto: Bigstock

Sábado 28 de diciembre de 2024

9 minutos

La Estrategia en Ictus del Sistema Nacional de Salud. Actualización 2024, recogida por la Sociedad Española de Cardiología no puede ser más contundente. En su introducción aclara: "El ictus es una de las enfermedades de mayor impacto mundial. Como el origen del término indica (golpe, ataque súbito y violento), implica un riesgo para la vida de millones de personas y es capaz de cambiarla en pocos minutos para siempre. Los datos son contundentes: es la segunda causa de muerte, la tercera causa de discapacidad, después de los accidentes neonatales (en niños) y cardiopatía isquémica (en adultos), y una de las principales causas de demencia en todo el mundo".

La incidencia por edad de ictus en personas más jóvenes (es decir, menos de 55 años) está aumentando tanto en los países de ingresos altos como en los de ingresos bajos y medios. Cada año, alrededor de 120.000 personas sufren un ictus en España y fallecen alrededor de 25.000  por esta enfermedad. La edad es uno de los factores de riesgo principales de esta enfermedad, por lo que se espera que la incidencia siga en aumento, dado el creciente envejecimiento que está experimentando la población. Pero el ictus no afecta únicamente a personas de edad más avanzada, ocurre en todos los grupos de edad, incluida la pediátrica y la de adolescencia. Según las proyecciones, se estima que para el año 2025 el número de casos anuales de ictus en Europa aumente a más de 1,5 millones. Y se prevé, también, que en el mundo una de cada cuatro personas lo sufrirá a lo largo de su vida.

Prevención y curación

La buena noticia es que hay otra realidad que los datos nos revelan: el ictus puede prevenirse y curarse. Entre un 80-90% de los casos son evitables controlando los factores de riesgo (tales como la hipertensión arterial, la diabetes, el tabaquismo o la obesidad, entre otros). Asimismo, gracias a los importantes avances científicos, tecnológicos, organizativos y clínicos de los últimos años, se han desarrollado tratamientos efectivos que pueden minimizar los déficits. "Además, el diagnóstico de las causas es más preciso y contamos con tratamientos que disminuyen el riesgo de recidiva. El ictus es una prioridad que nos concierne a todos", determina el documento.

Dos nuevos avances

Afortunadamente, la ciencia se está volcando en encontrar nuevas estrategias terapéuticas eficaces para los afectados. Prueba de ello, es la publicación de dos estudios enfocados a encontrar tratamientos efectivos. 

El primero de ellos, publicado en 'Scientific Report', documenta que el ictus es una de las principales causas de discapacidad física en todo el mundo, y la discapacidad a largo plazo de las extremidades superiores (UE) afectó aproximadamente al 65 % de los pacientes después del accidente cerebrovascular, según un estudio recogido en 'The England Journal of Medicine'. Si bien algunos recuperaron la independencia en las actividades diarias a los pocos meses del inicio del evento, la mayoría depende predominantemente de las extremiades superiores no paralizadas para realizar las tareas diarias

Los programas de rehabilitación podrían mejorar la función de las mismas, incluso en la fase crónica (más de seis meses después del ictus) Entre estos, el entrenamiento asistido por robot ha demostrado ser prometedor para ayudar a los que sufren parálisis de moderada a grave de la UE a mejorar la función e integrar el uso de los miembros paralizados en la vida diaria.

Investigaciones anteriores han explorado dos enfoques principales para facilitar la recuperación de la parálisis motora del UE: promover los movimientos voluntarios de las extremidades superiores paralizadas y minimizar los movimientos compensatorios que involucran el tronco y otras regiones corporales asociadas con el movimiento del UE paralizado, como refleja un ensayo de ‘Brain’.

El programa 

El propósito de este nuevo estudio era desarrollar un programa para un dispositivo robótico que pueda seleccionar automáticamente el entrenamiento adecuado con alta objetividad para pacientes con parálisis de miembros superiores debido a un accidente cerebrovascular, utilizando la teoría de respuesta al ítem (IRT) que incluye movimientos compensatorios del tronco como variable de análisis, documentan los investigadores.

E, insisten, en que los robots automatizados proporcionan repetidamente los movimientos adecuados necesarios para recuperar la función motora. Sin embargo, para garantizar una atención adecuada y adaptada al grado de parálisis motora, se necesitan conocimientos sobre robots y rehabilitación.

El profesor Takashi Takebayashi, de la Escuela de Posgrado de Ciencias de la Rehabilitación de la Universidad Metropolitana de Osaka (Japón), dirigió un equipo que recopiló datos del uso real del robot de rehabilitación ReoGo-J de Teijin Pharma Ltd.

Imagen cedida por la Universidad de Osaka

 

El equipo analizó los programas de rehabilitación seleccionados por el personal médico en función del grado de parálisis motora. A partir del análisis de los datos, el grupo desarrolló el primer sistema del mundo que recomienda automáticamente el programa de rehabilitación óptimo. A partir de una prueba sencilla para comprobar el grado de parálisis motora de las manos de un paciente, se puede determinar el tratamiento adecuado.

"Con este sistema, siempre que los profesionales médicos puedan realizar la prueba, incluso el personal sin experiencia con robots podrá proporcionar una rehabilitación robótica adecuada para la parálisis motora. Esperamos que esto conduzca a una mayor promoción de la rehabilitación robótica y a una reducción de la carga del personal médico", ha afirmado el profesor Takebayashi.

El segundo

El segundo avance publicado llega de la Universidad Simon Fraser (SFU, de sus siglas en inglés), en Canadá, y ha revelado cómo un tipo de daño cerebral indirecto pasado por alto contribuye a la discapacidad persistente después de un ictus y ofrece un nuevo camino hacia un posible tratamiento. El ensayo, que ha sido publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences', muestra cómo el tálamo –una especie de centro de conexión que regula funciones como el lenguaje, la memoria, la atención y el movimiento– se ve afectado meses o años después de que una persona haya sufrido un ictus, aunque no haya sufrido daños directos.

Los hallazgos pueden conducir a nuevas terapias que podrían reducir la carga de los ictus crónicos, que siguen siendo una de las principales causas de discapacidad en el mundo.

"Nuestros datos sugieren que el daño indirecto al tálamo desempeña un papel importante y poco explorado en la actividad cerebral anormal y la discapacidad a largo plazo que a menudo siguen a un ictus", ha comentado en un comunicado Phillip Johnston, autor principal del estudio y estudiante de posgrado que trabaja con Randy McIntosh en el Instituto de Neurociencia y Neurotecnología de la SFU.

Y ha reflexionado: "Pero a diferencia del tejido cerebral que muere debido al daño directo de la lesión del ictus, el tálamo parece estar alterado pero todavía algo intacto, lo que ofrece alguna esperanza de que nuevos tratamientos puedan promover la recuperación restaurando su función o previniendo su alteración en primer lugar".

Para el estudio, los investigadores registraron la actividad cerebral de 18 pacientes con ictus crónico y utilizaron modelos informáticos para comprender cómo esta actividad cerebral refleja una función anormal del tálamo en comparación con individuos sanos. Al estudiar la actividad cerebral y la anatomía de los supervivientes, los investigadores de la SFU afirman que parece haber una relación entre la cantidad de daño indirecto sufrido por el tálamo y el nivel de deterioro que experimenta un paciente.

Johnston explica que el tálamo se comunica ampliamente con el resto del cerebro a través de muchas conexiones largas, llamadas axones, lo que lo hace susceptible a daños indirectos. Cuando los axones se lesionan por un ictus en otras regiones del cerebro, el daño puede viajar a lo largo de la célula y dañar las neuronas del tálamo, lo que provoca que su función se vea afectada.

Este deterioro también tiene un efecto dominó al interrumpir las funciones que el tálamo ahora dañado normalmente regularía en otras partes no dañadas del cerebro. Si ciertos tratamientos, como medicamentos o estimulación cerebral, pudieran restaurar la función normal del tálamo o mitigar el impacto del daño que viaja al mismo y mantenerlo funcionando normalmente, los investigadores creen que se podrían aliviar algunos impactos a largo plazo del accidente cerebrovascular.

"Estos hallazgos también plantean muchas preguntas nuevas sobre qué facetas de la discapacidad posterior a un ictus se deben a una alteración indirecta del tálamo y cuáles se deben a un daño directo de la propia lesión  El tálamo podría sufrir varios tipos de daño después de un ictus y no sabemos si un tipo en particular, o una combinación, produce la actividad cerebral anormal observada en este estudio. Un próximo paso crucial será investigar cómo se desarrolla el daño indirecto del tálamo y la actividad cerebral anormal relacionada con el tiempo, en particular en las primeras horas y días después del ictus", ha explicado McIntosh.

Sobre el autor:

Patricia Matey

Patricia Matey

Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.

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