Rozalia Choba tiene 98 años y es el mayor símbolo de la resistencia ucraniana, no solo en la actual guerra en Ucrania. Tal y como contaba a la agencia de noticias AFP, ha vivido la resistencia antinazi, fue enviada a un gulag soviético y retornó del exilio. Aseguraba que no quiere hacerle daño a nadie, "excepto a Putin".
"¡Si los tanques llegan a Solonka, les diré que regresen por donde vinieron e incluso les daré pan para el camino!", exclamaba, haciendo referencia al pueblo donde reside en la región de Leópolis. Y añadía: "Amo a mi tierra, mi pueblo necesita paz, libertad. Los ucranianos queremos tener nuestro propio Estado".
Recuerda que "Alemania hizo lo mismo con Polonia" al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Por entonces, en 1941 ella tenía 18 años cuando fue enviada a Alemania a realizar trabajos forzados. Allí permaneció hasta el final de la guerra. A su vuelta, apoyó la resistencia contra la Unión Soviética, de la que formaba parte Ucrania, y que le supuso una condena de 10 años en Siberia, donde se encontraban los gulags del régimen comunista.
"Hice lo que pude para ayudar", comentaba, y resume aquellos años en una palabra: "sobreviví". "Viví hasta ahora y, si Dios me lo permite, sobreviviré también a esta guerra", asegura.
Choba pide a Putin que se detenga y "piense en lo que está haciendo". "¡Deja a la gente vivir en paz, a toda Europa, no solo a Ucrania, porque todo el mundo tendrá problemas!", añadía.
"Ella es nuestra heroína, defendió a Ucrania; sin ella no estaríamos hoy aquí", explicaba su hijo Myroslav, quien, siguiendo el ejemplo de su madre, organiza la ayuda humanitaria en el pueblo. Las nietas de Choba también colaboran, tejiendo redes de camuflaje para el ejército.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.