La fecha de caducidad de los alimentos es una de las cosas que debemos mirar a la hora de hacer la compra. De esta manera, nos aseguraremos del margen de tiempo que tenemos para consumirlos antes de que se ponga malos, y así no desperdiciar comida.
No obstante, hay veces que o bien porque íbamos con prisa y no nos damos cuenta, o porque directamente se nos olvida que lo habíamos comprado, los alimentos caducan, pero siguen en nuestra nevera.
Es aquí cuando surge la gran duda: ¿se pueden consumir si no están abiertos y tienen buen aspecto? Lo cierto es que la respuesta depende del alimento, pero la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha elaborado una lista con los alimentos que, siempre que no estén abiertos, ni presenten signos de estar deteriorados, pueden consumirse.
Aunque eso sí, avisan de que su sabor o textura puede ser peor. Los alimentos en cuestión son:
Yogures.
Pan de molde.
Patatas fritas y frutos secos.
Bollos y galletas.
Refrescos y alcohol.
Pastas, arroces y legumbres.
Mermelada y mantequilla.
Embutidos y quesos curados.
Sopas y salsas de sobre.
Envases de tomate.
¿Qué ocurre con los alimentos "no perecederos"?
Dejando a un lado la lista anterior, existen una serie de alimentos que no tienen fecha de caducidad, ni tampoco llevan en la etiqueta su consumo preferente. Hablamos de frutas y verduras frescas, el pan, la bollería que encontramos en la sección de consumo en 24 horas, el vinagre, la sal y el azúcar, los chicles, o las bebidas alcohólicas con más de un 10% de graduación.
La OCU explica que a pesar de no contar con esta fecha, se pueden estropear con el tiempo (en las frutas y verduras es más evidente), y por eso, ellos creen que todos los productos deberían llevar una fecha de consumo preferente.
La carne y el pescado
Consumir estos dos productos antes de su fecha de caducidad es muy importante, ya que pasado ese tiempo, no deben consumirse ni carnes, pollo, pescado o queso fresco. Además, también es importante que se conserven a la temperatura adecuada, porque en caso de no hacerlo, pueden acabar suponiendo un riesgo para nuestra salud.
Alimentos que se pueden comer con moho
El moho es una de las señales que nos indican que el alimento no se puede consumir. La OCU ha explicado que esta práctica de comerse la parte que no tiene moho podría afectar de forma negativa a nuestra salud, ya que, junto a los hongos, pueden crecer otras bacterias patógenas que nuestro ojo humano no llega a detectar, e incluso puede producir micotoxinas (sustancias tóxicas que pueden inducir cáncer y alteraciones genéticas).
No obstante, la organización ha aclarado que no siempre es así, aunque, antes de comer estos alimentos, habrá que tomar precauciones. Te contamos cuáles son:
El jamón y otros embutidos. En el jamón, la cecina y el salchichón, el moho no supone un problema, y bastaría con raspar esa parte, y comerse el resto.
También pueden consumirse los quesos duros, que son aquellos que tienen poca humedad como el manchego, el gouda o el emmental. Bastaría con quitar dos centímetros del moho de la zona afectada, y podría consumirse sin problema.
En el caso de los quesos hechos con hongos, solo es necesario saber distinguir qué moho ha generado el propio queso y que, por lo tanto, se puede comer sin miedo, y qué moho es extraño, y habría que eliminar.
Por último, las frutas y vegetales turgentes. La zanahoria, el pimiento o el repollo son vegetales de carne firme y al igual que ocurre con los quesos, con quitar dos centímetros alrededor y por debajo de la zona afectada se puede consumir sin problemas.
Los consejos de la OCU
La Organización de Consumidores y Usuarios ha querido recordar una serie de pautas para evitar que el moho aparezca en los alimentos:
No compres alimentos que ya tengan moho.
No huelas nunca un alimento con moho, ya que puede causar daños respiratorios.
Compra alimentos frescos, y evita tenerlos mucho tiempo almacenados.
Limpia el interior de la nevera cada cierto tiempo.
Revisa el estado de los alimentos que guardes.
Envuelve los alimentos con moho en papel antes de tirarlos para que las esperas no se trasladen al cubo de la basura.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.