4 alimentos comunes relacionados con la inflamación del intestino

Diferentes estudio sobre la calidad y variedad de los alimentos han demostrado que una dieta rica en alimentos utraprocesados puede llevar a un estado de inflamación crónica del cuerpo e incluso causar alteraciones que hasta ahora no se conocían.

La inflamación crónica ya estaba relacionada con algunas enfermedades metabólicas como la diabetes y algunos tipos de cáncer y demencias y, tras varios estudios, se ha podido comprobar que también se relaciona con la muerte cardiovascular.

Productos tan comunes en nuestra dieta como son las galletas, las patatas fritas, los refrescos, o las bebidas energéticas, tan habituales en personas que practican deporte asiduamente, e incluso algunos quesos, pueden producir inflamación del intestino y tener relación con la enfermedad inflamatoria intestinal (EII).

Un estudio publicado en la revista médica PLOS ONE, realizado por el Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad Estatal de Georgia (EE. UU.), a partir de la National Health Interview Survey 2015 para determinar la ingesta de alimentos y la frecuencia de consumo de cada uno en adultos, reveló que los alimentos etiquetados como comida basura se asociaban con la EII, una enfermedad que solo en EE. UU. afecta a más de 3 millones de personas adultas y, según datos de la ACCU, en España ya se superan las 300.000, unas cifras abrumadoras.

Esta enfermedad se caracteriza por la inflamación crónica de tracto intestinal y puede presentarse como colitis ulcerosa cuando la inflamación se localiza en el intestino grueso o colon; o como enfermedad de Crohn, si la inflamación está generalizada a todo el tracto intestinal, presentando en ambos casos síntomas como diarrea persistente, sangrado rectal, heces sanguinolentas, dolor abdominal, pérdida de peso y fatiga.

Evitar según que alimentos

Según el estudio, uno de los alimentos más consumidos entre los diagnosticados con EII eran las patatas fritas, pero también otros como las galletas, el queso o las bebidas energéticas, menos sospechosos de producir esta patología. Coincidía, además, que estas personas eran las que menos zumos de fruta natural consumían en comparación con otras sin enfermedad inflamatoria intestinal. Por otro lado, el consumo de leche o palomitas, también analizados en la encuesta, tuvieron una menor relación con el diagnóstico.

Para realizar un estudio más exhaustivo sobre el papel que juega la ingesta de alimentos, los investigadores apuntaron que es importante incluir en próximos estudios factores ambientales como las dietas de ayuno y el tipo de procesado de los alimentos (frituras y componentes bioactivos) que pudieran inducir a la enfermedad inflamatoria intestinal.

Hay que tener en cuenta que, según el Dr. Moon, primer autor del estudio: “Si bien los alimentos típicamente etiquetados como comida basura se asociaron con la enfermedad inflamatoria intestinal, los patrones de alimentación de las personas con y sin esta enfermedad son muy similares, sin embargo, no está claro si la encuesta refleja un cambio potencial en la ingesta alimentaria de las personas que ya habían recibido el diagnóstico de EII antes de que se realizase dicha encuesta”.