Teresa Rey
Alimentación
El aceite de oliva reduce el dolor y tiene otras propiedades saludables para mayores
Un estudio asegura que su ingesta ayuda a generar unas sustancias neuronales que alivian el dolor
Un nuevo estudio ha relacionado el consumo de aceite de oliva con la generación de unas sustancias neuronales, las encefalinas, que ayudan a reducir el dolor. Esta es una de las investigaciones más recientes, pero hay otras que señalan más propiedades que además benefician la salud de los mayores, como su condición de proteger contra la inflamación, el estrés oxidativo y el riesgo cardiovascular, e incluso sobre su capacidad en la salud sexual de los hombres mayores.
Las encefalinas
Investigadores de las Universidades de Jaén y del País Vasco, junto al Instituto de Endocrinología Experimental de la Academia de Ciencias de Eslovaquia, son los que han descubierto la influencia positiva en el dolor del aceite por excelencia de la dieta mediterránea. Para ello realizaron varios experimentos en ratones basándose en el hecho de que la composición de los ácidos grasos de las membranas celulares se modifica en función de la dieta que se ingiera. Estos pueden influir en la acción de las enzimas que contienen las membranas celulares como las encefalinasas, que se encargan de inactivar a las encefalinas cuando no les corresponde. Si esta sustancia está activa habrá menos opiáceos naturales y si no ocurrirá lo contrario, por lo que la sensación de dolor puede disminuir o aumentar.
Así pues, según las grasas que compongan la dieta, “el sistema regulador del dolor y el mecanismo de control de la ingesta puede verse modificado”, según indica la investigadora de la Universidad de Jaén (UJA) y autora del artículo, Ana Belén Segarra.
De esta manera, se analizó el cerebro de los animales partiendo de la grasa que tomaban, comprobándose que los que ingerían aceite de oliva tenían una mayor cantidad de ácidos monoinsaturados. La actividad de las encefalinasas está vinculada al nivel de ácidos grasos, y la presencia en concreto de ácidos grasos Omega 3 en el cerebro de los ratones del experimento, varió según la acción de estas enzimas. Además, los científicos apuntan que hay otros factores que podrían tener relación con estas sustancias y su mayor o menor presencia en el organismo, como el ciclo día y noche, el sexo o el ciclo ovárico.
Por otro lado, los ratones que tomaron aceite de coco mostraron ácidos grasos insaturados en sus células, que son perjudiciales para el desarrollo de ciertas funciones cerebrales.
Cuando aparece el dolor, el cuerpo libera sustancias que ayudan a calmarlo y entre ellas se encuentran las encefalinas. A su vez las encefalinasas controlan a estas enzimas para que se produzcan o no según sea necesario en cuanto a la presencia de dicho síntoma. La encefalina surge de forma natural ante situaciones placenteras, como por ejemplo cuando hacemos una actividad que nos gusta como puede ser escuchar música. Ahora bien, si hay una alteración en sus niveles se producen problemas de tipo neurológico. Es lo que sucede por ejemplo con el alzhéimer, en donde esta sustancia se sobreexpresa.
En el experimento, los investigadores quisieron comprobar la influencia de la toma de determinadas grasa en estos factores. Tras administrar a varios grupos de ratas ácidos grasos con distintos tipos de saturación, comprobaron que los ácidos grasos poliinsaturados (en particular el ácido docosahexaenoico), instalados en el cerebro de los roedores que tomaron aceite de oliva y de pescado, mejoraron el desarrollo y las funciones cognitivas. Las ratas alimentadas con aceite de coco presentaron una actividad de encefalinasa menor que el grupo al que se le sumionistró los de oliva y pescado.
Por lo tanto, demostraron que incorporar en la dieta aceite de oliva mejora la adquisición de memoria y algunos síntomas en modelos de ratas con la enfermedad de Alzheimer. En su contra, los ácidos grasos saturados como el de coco o el de palma se han vinculado con este trastorno y con comportamientos similares a la ansiedad.
Papel protector y capacidad sexual
Otro de los beneficios de este tipo de aceite para la salud viene de la mano de un equipo de expertos del Departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología de la Universidad de Córdoba. Su descubrimiento es el papel protector que ejerce sobre diversas enfermedades. También se basó en ratas alimentadas con dietas que tenían incorporados como fuentes de grasa el aceite de oliva o el de girasol.
Los resultados reflejaron que los animales que ingirieron el oro líquido de la dieta mediterránea redujeron los niveles plasmáticos de unas proteínas presentes en los procesos inflamatorios, así como de proteínas habituales en momentos de estrés oxidativo y las vinculadas con la coagulación sanguínea, el riesgo cardiovascular y con el metabolismo y el transporte de lípidos.
Aún hay más, pues especialistas de la Universidad de Atenas (Grecia) publicaron un estudio en la revista European Heart Journal, en el que concluyeron que la dieta mediterránea y el consumo de aceite de oliva resultan beneficiosos para la capacidad sexual en hombres mayores, gracias a la mejora de las propiedades elásticas aórticas y los niveles de testosterona.
El estudio se realizó en mayores de la isla griega de Icaria, que poseen unas tasas de longevidad elevadas y un alto porcentaje de envejecimiento saludable. En este estudio en concreto, participaron un total de 667 hombres de la famosa isla, de entre 45 y 107 años, con una media de 67 años de media.
El trabajo determinó que mantener durante un tiempo prolongado como base de la alimentación la dieta mediterránea junto al consumo de aceite oliva, aumentan los niveles de testosterona y mejoran las propiedades elásticas aórticas. Esto provoca un efecto sinérgico relacionado con capacidad sexual de los hombres mayores de Icaria, al margen de la existencia de enfermedades cardiovasculares y factores de riesgo. Esta dieta constató a su vez los efectos protectores vasculares que hacen posible la preservación de la calidad de vida en todas las etapas de la vida.