Alimentos que debes evitar si tienes la piel grasa

Mantener una piel tersa, luminosa y suave requiere ser constante en los cuidados externos e internos de la piel. El uso de cremas con un factor de protección solar adecuado, crema reparadora de noche para regenerar la piel, o limpiar, tonificar e hidratar a diario la piel del rostro, son algunos cuidados externos habituales, pero también es necesario cuidar la piel desde dentro y, en este sentido, la alimentación juega un importante papel. Si tienes la piel grasa es preferible que reduzcas el consumo de algunos alimentos que, por ellos mismos, tienen un gran contenido en materia grasa o pueden acelerar el envejecimiento.

Carne con alto contenido en grasa

No abusar del consumo de carne roja es importante para el buen funcionamiento de los riñones y el organismo en general, pero, además, es especialmente importante limitar el consumo de aquellas carnes que son grasas como las de pato, cerdo y cordero.

Cuando comas carne roja elige los cortes más magros: la paletilla de cordero, el solomillo y el lomo de cerdo.

Reduce el consumo de especias picantes

Los platos condimentados con pimienta, chile, cayena, etc. dilatan los vasos sanguíneos haciendo que la piel se inflame. No pasa nada por comer un día en un restaurante mexicano o hindú, pero si tienes tendencia a tener la piel grasa que sea de manera excepcional.

No abuses de la sal

Los aperitivos, las patatas fritas, o cualquier otro alimento con un alto contenido en sodio hay que evitarlo en la medida que sea posible. El sodio hace subir la tensión arterial y retener líquidos. Es preferible condimentar los platos con otras especias o hierbas aromáticas como el jengibre, la albahaca, el tomillo, el orégano o el romero, además de enriquecer el plato te beneficiarás de su poder antioxidante y antiinflamatorio.

Harinas refinadas

Las harinas refinadas hacen subir el azúcar en sangre y producen inflamación. Un bajo índice glucémico reduce la grasa en la piel, por lo que es importante cambiar las harinas refinadas por las integrales. La pasta, la bollería, el pan blanco o las pizzas, mejor solo de manera ocasional.

Olvídate de la mantequilla

Di adiós a los aceites cocinados y a la mantequilla. Apuesta solo por el aceite de oliva virgen extra crudo. De esta manera tendrás un aporte extra de antioxidantes en tu dieta. Es preferible media cucharadita de aceite en una tostada que untarla con mantequilla. Es un cambio que al principio costará, pero en poco tiempo podrás ver los resultados en tu piel.

El azúcar, un mal compañero para la piel grasa

El azúcar refinado solo aporta calorías que en nada benefician al organismo, más bien favorece la aparición de múltiples problemas para la salud y en especial para la piel grasa. Puedes sustituir el azúcar por edulcorantes naturales como la estevia o el sirope de ágave.

Embutidos y carnes procesadas

Los productos industriales como el bacon, salchichas y embutidos, contienen sulfitos y otras sustancias conservantes que producen inflamación de la piel, rojeces y falta de luminosidad. Por su parte, embutidos como el chorizo o el salchichón tienen un alto contenido de sal, que favorece la retención de líquidos; y, en algunos casos pimienta, que dilatará los vasos sanguíneos e inflamará la piel.

Los fritos

Las frituras tienen una gran cantidad de grasa, al igual que los alimentos demasiado tostados, como el pan, o demasiado hechos. Ahora que viene el buen tiempo y apetece hacer barbacoas evita comer las partes más tostadas, pues cuando el alimento se chamusca aparecen los hidrocarburos contaminantes que afectan al colágeno de la piel y aceleran el envejecimiento.

Quesos y leche entera

En general, cuando se tiene la piel grasa los lácteos no están indicados, solo son recomendables aquellos que contienen probióticos para la buena salud de la flora intestinal, como puede ser el yogur natural orgánico. También puedes minimizar el efecto de los lácteos tomándolos desnatados.

El alcohol

Las bebidas alcohólicas afectan considerablemente la piel, producen inflamación, obstruyen los poros, hace que la piel pierda luminosidad y favorece el envejecimiento y la aparición de granos. Además, a largo plazo, reduce los niveles de vitamina A, fundamental para la buena salud de la piel.