Teresa Rey
Alimentación
Los alimentos procesados provocan cada vez mayor rechazo entre la población
Según un estudio, un 76% de los consumidores españoles está muy preocupado por estos productos
Los ciudadanos se preocupan cada vez más por los alimentos que consumen. Poco a poco se está creando una mayor concienciación sobre lo que se ingiere, se leen las etiquetas (aunque la percepción es que les falta información) y se tiende a buscar productos con menos aditivos. Prueba de ello son los datos del estudio la consultora especializada en analítica GFK (@GfK), “La alimentación consciente”, realizado entre consumidores españoles, y en la que se refleja que el 76% está bastante o muy preocupada por los alimentos procesados o envasados.
Aceite de palma y grasas trans
Entre los ingredientes peor valorados destaca el aceite de palma. Esta grasa de origen vegetal se usa con bastante frecuencia en los productos procesados aunque no solo en ellos, pero el caso es que posee casi un 70% de grasa saturada, la que es más nociva para la salud, según explican desde la Fundación Española del Corazón. El 68% de los encuestados lo considera el producto más perjudicial para la salud, y muchos lo asocian a enfermedades cardiovasculares y cáncer.
Las grasas trans o hidrogenadas y después las grasas saturadas son los siguientes peor valorados, con un 49% y 46% de menciones, respectivamente. Se las vincula también a patologías relacionadas con el corazón, lo mismo que la sal, y al colesterol alto.
Otro elemento que también se considera bastante malo por parte de la población es el azúcar. Así lo considera un 33% de los entrevistados, a la que relacionan con la diabetes y la caries. En su lugar, se prefiere la miel.
Se necesita mejorar
Los consumidores españoles son conscientes de que los alimentos procesados, especialmente la bollería industrial y algunos productos como las salchichas, necesitan mejorar. En productos de picoteo o snacks, pizzas o similares, no están sin embargo dispuestos a renunciar al sabor característico que produce esa sensación de disfrute asociada. Sin embargo, sí pide un cambio en la composición de los mismos, lo que supone un reto para las marcas. La existencia de alternativas light en este tipo de productos no está bien definida, lo que puede influir en la decisión del comprador, que al final en estos casos se decanta por los productos convencionales.
Aun así, sí parece que hay más conciencia sobre estas comidas y un 57% asegura que está disminuyendo el consumo de bollería procesada, seguido de las galletas (52%) y por último, los salados, platos preparados o congelados (44%).