Rosa María Torres
Alimentación
Aprende a cocinar patatas fritas caseras sin exceso de grasa
Rosa María Torres
Foto: Bigstock
Domingo 5 de enero de 2020
ACTUALIZADO : Domingo 5 de enero de 2020 a las 9:15 H
3 minutos
Son muchas las personas que siente especial predilección por las patatas fritas caseras
Los amantes de las patatas fritas están de enhorabuena, pues existe una fórmula que permite hacerlas caseras y sin exceso de grasa. De esta forma, podrás disfrutar de tu plato favorito y cuidar tu salud y tu figura al mismo tiempo. Todo ello en apenas unos minutos.
Solo debes seguir cinco sencillos pasos:
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Se aconseja que todas las patatas sean más o menos del mismo tamaño ya que, de lo contrario, unas estarán más fritas que otras y, por lo tanto, algunas se quemarán y otras se quedarán crudas.
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Procura que las patatas no tengan exceso de agua ni estén demasiado humedas. Para que no queden blandas, se deben lavar (para retirar el exceso de almidón) y secar cuidadosamente antes de echarlas al aceite caliente. Cuanto más secas estén, más crujientes quedarán.
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El secreto de muchos chefs es la doble fritura. Para ello, debes freír las patatas a unos 120ºC ó 140ºC durante cinco minutos, dejarlas reposar hasta que se enfríen y después volver a freírlas a 180ºC hasta que terminen de dorarse. Así la patata quedará crujiente por fuera y blanda por dentro.
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Una vez fritas, coloca las patatas sobre una fuente cubierta con papel de cocina absorbente para retirar el exceso de aceite. No te saltes este paso: si no escurres las patatas, ¡el aceite hará que sepan demasiado a grasa!
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Por último, echa sal a las patatas justo antes de comértelas. No abuses de este aderezo, ni es bueno para el corazón ni para el sabor de las patatas.
Cuidado con los fritos
Eso sí, lleva a cabo esta receta solo de vez en cuando. Recuerda que debes evitar los fritos lo máximo posible, pues no son buenos para perder peso ni acelerar el metabolismo. También debes evitar alimentos como:
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El trigo y sus derivados, como el pan, las galletas y los bizcochos, por ejemplo.
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El maíz y sus derivados, como los cereales para el desayuno.
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La mantequilla.
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Los azúcares refinados, los edulcorantes artificiales y los productos light.
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La cafeína y el alcohol.
Además, ¿sabías que el queso de cabra tiene hasta un 40% menos de calorías que el de oveja o vaca? Así que la próxima vez que vayas a comprar queso, prueba esta opción, aunque su sabor es intenso y puede no gustar a todo el mundo.