Es una de las bebidas favoritas del verano y fiel representante de la gastronomía valenciana. Originaria de la localidad de Alboraya, la horchata, elaborada con agua, azúcar y chufas –pequeños tubérculos que proceden de las raíces de la juncia avellanada– es parte de la dieta mediterránea y de la que vamos a descubrir sus numerosos beneficios para nuestro organismo. Eso sí, siempre es mejor tomar la versión más natural que la industrial que puede contener más añadidos posteriores poco recomendables.
Desde el Consejo Regulador D.O. Chufa de Valencia, destacan los siguientes beneficios de la horchata.
Durante el día y, sobre todo en verano, en función de la actividad física que realizamos, nuestro nivel de sudoración y, por supuesto, a través de la orina, las heces y la respiración; nuestro cuerpo va disminuyendo su nivel de hidratación, siendo los más pequeños y las personas mayores los más propensos a deshidratarse.
Sin embargo, beber agua no es la única manera de hidratarnos. Por ejemplo, la horchata contiene un gran poder hidratador frente a temperaturas extremas.
Uno de sus puntos fuertes es su valor energético, que resulta muy recomendable para las personas mayores para combatir la fatiga o el cansancio. Esto lo aporta gracias a su contenido en hidratos de carbono a base de azúcar. Además, no hay problema en que la consuman personas con sobrepeso, ya que tiene azúcar natural.
Bebernos un vaso de horchata es un buen ejercicio mañanero si queremos cuidar nuestro corazón. Gracias a su contenido en vitamina E y C y su composición en grasas – en su mayoría monoinsaturadas– esta bebida de origen vegetal cuenta con propiedades cardiovasculares que ayudan a que disminuya el colesterol y es eficaz en casos de hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia y arteriosclerosis.
Además, las citadas vitaminas E y C también favorecen su capacidad antioxidante, lo cual quiere decir que ayuda a retrasar el envejecimiento de las células y, el último término, el del cuerpo mismo.
La horchata es conocida, sobre todo, por lo bien que sienta al aparato digestivo. Entre su composición natural, podemos encontrar aminoácidos y almidón, junto con enzimas (como la amilasa y lipasa) que facilitan la digestión, evitan el exceso de flatulencias y la convierten en el arma perfecta para luchar contra las diarreas de verano.
Igualmente, esta bebida no discrimina a nadie: es apta para celiacos, diabéticos y alérgicos a productos lácteos, ya que no presenta rastro alguno de gluten, lactosa y caseína.
Además de ser rica en vitaminas, la horchata es una fuente de minerales, entre los que destacan el potasio, el fósforo, magensio, el calcio y hierro. Además, es baja en sodio, ideal para personas con la presión arterial alta.
Finalmente, su elevado aporte en hierro, superior al de la leche de vaca, permite que la horchata evite la aparición de anemia.
