Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
… saber más sobre el autorLa borraja es una verdura de grandes cualidades nutricionales pero muy poco empleada en la cocina. Seguramente, una de las razones por las que es poco conocida es porque, para consumirla, es necesario retirar los pelillos que cubren sus tallos y hojas. Aunque, en el supermercado la podemos encontrar preparada para hervir y congelada o bien ya cocida embotada, lista para consumir. Nos acercamos a esta desconocida verdura para descubrir todos los secretos.
Las hojas de esta verdura son de gran tamaño, de un color verde oscuro, muy intenso y brillante, mientras que los tallos son de un verde más claro. Tanto el tallo como las hojas están cubiertas con una capa de pelillos que hay que quitar antes de consumirla.
El sabor de esta verdura es muy suave y su uso como planta medicinal está muy extendido. Por ejemplo, sus semillas se emplean para la elaboración de aceites.
La borraja cuenta con un valor energético muy bajo, unas 21 kcal cada 100 gramos porque aproximadamente el 90% es agua. Por su alto contenido en agua, se trata de una verdura diurética y depurativa, que nos ayuda a eliminar toxinas. Además, nos hidrata y nos aporta sales minerales esenciales a nuestro organismo.
Además, es nutricionalmente muy interesante porque es rica en minerales y vitaminas. Respecto a los primeros, destaca su contenido en hierro, por lo que esta verdura está altamente recomendada en personas con falta de este mineral. Otros minerales presentes en la borraja son el potasio, el magnesio, el calcio, el fósforo, el sodio y el cinc.
En cuanto al aporte de vitaminas, nos encontramos cantidades significativas de casi todas. Destaca la vitamina C, que es la que se encuentra en mayor proporción.
La borraja se puede consumir de varias formas. Por un lado, se puede tomar cruda en ensaladas. En este caso, emplearemos solo los brotes y las hojas más tiernas de la planta antes de que esta llegue a florecer.
La podemos consumir hervida, aunque si la cocemos excesivamente, pierde parte de sus propiedades nutritivas. En este caso, se puede consumir el caldo de la cocción.
Es muy común consumir al vapor y acompañada por otras verduras, como guarnición para un pescado o en un revuelto con huevos y otros ingredientes como unas gambas o unas setas, por ejemplo.
También la podemos ingerir como infusión hecha con sus flores, un potente diurético.
Y los aceites elaborados con semillas se emplean para tratar ciertas dolencias o molestias, como la hipertensión o el colesterol alto.