La cronutrición está cobrando cada vez más importancia en el mundo. Esta rama de la nutrición se dedica a analizar cómo de importante es la hora a la que comemos, y cómo influye en nuestro organismo.
A pesar de que algunos expertos no creen que la hora en la que comamos influya en nuestro metabolismo, cada vez son más los estudios que aseguran los contrario: ajustar los horarios de comida a los ritmos circadianos puede ser muy importante.
La revista The American Journal of Clinical Nutrition, publicó un estudio que asegura que comer tarde es una mala idea: "Nuestros resultados sugieren que la ingesta tardía se asocia con factores de riesgo cardiometabólicos y una eficacia reducida para adelgazar", explicaron los autores del trabajo, que señalaron que entender las "características y comportamientos relacionados con la ingesta tardía" puede ser muy útil para tratar distintos problemas de salud.
Comer antes de las 14:54
Para el estudio contaron con 3.300 adultos con obesidad, que estaban participando en un programa de adelgazamiento, y establecieron un punto medio de ingesta, teniendo en cuenta la hora en la que desayunaban y cenaba cada uno.
De esta manera, además de analizar la composición dietética de las comidas, dividieron en dos grupos a los participantes: los que comían antes de las 14:54, y los que lo hacían después.
"Los perfiles hormonales cardiometabólicos y de saciedad se determinaron a partir de muestras de sangre en ayunas recogidas antes de la intervención", comentaron los autores. También se evaluó la pérdida de peso durante el programa de 19 semanas, y los comportamientos obesogénicos teniendo en cuenta la edad, el sexo, y otros factores que influyen en nuestra salud.
La catedrática de Fisiología y Bases Fisiológicas de la Nutrición de la Universidad de Murcia y una de las autoras del estudio, Marta Garaulet, explicó que las personas que comen más tarde, tienen más problemas para adelgazar: "Los comedores tempranos pierden más peso durante nuestro tratamiento que el comedor tardío".
Más trabajos científicos
Garaulet comentó en su cuenta de Twitter que los comedores tardíos tienen tres cosas en común: falta de motivación, comen más cuando está estresados y cuando ven compulsivamente la televisión. Además, la catedrática señaló que las personas a las que no les apetecía comer antes, solían tener la leptina (hormona reguladora del apetito), más elevada, por lo que también desayunan más tarde.
Pero este no es el único estudio que sugiere que comer a deshora puede suponer un obstáculo si queremos perder peso. En 2016, la revista Advances in Nutrition, apuntó que los ritmos circadianos podrían influir en nuestro peso y nuestra salud en general, a la hora de comer. También la revista Nutrients asegura que desayunar pronto ayuda a no engordar.
Pero comer tarde ya no solo podría suponer un impedimento para adelgazar, sino que también podría afectar de forma negativa al efecto termogénico de nuestro organismo sobre los alimentos (la cantidad de energía/calorías que nuestro cuerpo necesita a la hora de digerir los alimentos).
La conutrición sigue siendo un área por descubrir, pero los investigadores creen que puede llegar a ser fundamental: "La comprensión de las características y comportamientos relacionados con la ingesta tardía pueden ser útiles en el desarrollo de futuras intervenciones destinadas a avanzar en el momento de la ingesta de alimentos".