Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
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Jueves 11 de agosto de 2022
ACTUALIZADO : Jueves 11 de agosto de 2022 a las 11:41 H
4 minutos
De diferentes formas y variedades, el pan es un alimento que forma parte de la dieta tradicional de más de medio mundo. Realizado habitualmente con harina de trigo, también podemos encontrarlo de harina de centeno, cebada, maíz o arroz, por ejemplo; y, como fruto del auge que ha tenido su consumo esta última década, últimamente está viviendo una “revolución” de sabores y texturas. Tanto es así que podemos encontrar pan dulce, con frutas, con semillas de diferentes tipos, con pasas, nueces, cebolla, ajo e incluso, con el chocolate incorporado.
Lo cierto es que de una manera u otra y ante la variedad tan grade de pan, y a cuál más bueno, en ocasiones acabamos con alguno que se nos acaba quedando duro.
Si bien en este mismo periódico ya hablábamos de qué usos se podía dar al pan que se nos había quedado duro, lo cierto es que existen algunos trucos para devolverle la esponjosidad al pan.
Para ello, lo primero es entender porque se pone duro. El pan es un alimento que contiene mucha agua que va perdiendo al entrar en contacto con el aire, lo que hace que pierda su esponjosidad. Es fácil comprobar que la textura y dureza del pan es diferente si la guardamos en una bolsa de plástico o en una bolsa de papel.
Nunca vamos a conseguir la textura original del pan recién hecho, esto que vaya por delante, pero sí podemos hacerlo algo más comestible.
Dicho esto, ¿qué podemos hacer para devolverle la humedad al pan?
Es la manera clásica de devolverle la textura al pan, la que lo deja más sabroso, pero también la más lenta
Lo que hemos hecho es usar el vapor generado del agua que impregna el pan y queda atrapado con el papel de aluminio, para que poco a poco penetre en el interior del pan y libere el agua de las moléculas de almidón, devolviéndole la textura, pero ¡ojo!, este efecto es temporal, hay que consumirlo en pocas horas.
Si no dispones de horno, también puedes aprovechar el vapor de una cocción que esté realizando.
La idea viene a ser la misma, utilizar el vapor que genera calentar agua para que las moléculas de almidón liberen el agua atrapada en ellas.
Este proceso, si bien es muy rápido, tiene el inconveniente de pasados unos minutos puede volverse incluso más duro que antes, con lo que hay que consumirlo al momento.
Estas son tres maneras de ablandar el pan, pero no olvides que existen otras muy sabrosas: sumergiéndolas en un buen tazón de chocolate, en café con leche o remojando unas rebanadas con vino tinto y azúcar, postre clásico desde tiempos inmemorables.