La mantequilla es un producto que se obtiene mediante el batido de la nata de la leche de vaca. Es posible utilizar leche procedente de otros animales (oveja, cabra, búfala, yak…), pero en tal caso en su denominación se tendrá que hacer referencia a la especie animal de la cual proceda la leche.
En términos de consumo, podríamos pensar que Francia es el país que más mantequilla consume por su uso en productos de pastelería, pero con sus 528.000 toneladas consumidas al año, ocupa el tercer puesto del ranking por detrás de la India (1.470.000 t) y Alemania (578.000 t). Su proceso de elaboración es rápido y fácil, lo que hace que podamos elaborarla en casa de manera artesanal obteniendo muy buenos resultados.
Esta mantequilla casera se puede utilizar en los desayunos, para untar en el pan, sola o con mermelada o algún tipo de fiambre; para hacer mahonesas, o para hacer, con la ayuda de un cuchillo de untar, pequeñas flores para decorar algún plato de entremeses o carne. También como base para hacer una mantequilla delicatessen, enriquecida con hierbas frescas (perejil, eneldo, cebollino, albahaca), trufa o boletus, entre otras sugerencias, lo que dará un toque de sabor especial a tus platos o, simplemente, degustándola sola será toda una experiencia.
Para hacer una buena mantequilla casera lo más importante es la calidad de la nata, este puede ser el punto diferencial.
Ingredientes
Para obtener unos 170 gramos de mantequilla.
- 500 ml de nata líquida para montar, con un 35% o superior de materia grasa.
- 15 g de sal.
- 200 ml de agua.
Paso a paso
- Ponemos la nata en el vaso de la batidora o en un bol si vamos a usar una batidora de varillas, la más recomendada.
- Empezar batiendo a poca velocidad e ir aumentándola poco a poco, de manera progresiva.
- En unos minutos la nata quedará montada
- Continuamos batiendo unos 10 minutos más, hasta conseguir que el suero de la leche se separe de la mantequilla.
- Es el momento de empezar a trabajar la mantequilla para que quede fina.
- Con unas palas de madera iremos aplastando, doblando y removiendo la mantequilla, para que vaya soltando el suero que haya podido quedar en el interior.
- Rectificaremos de sal
- Eliminamos el suero
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Lavamos la mantequilla con agua a la que habremos añadido unos cubitos de hielo.
- Una vez lavada, seguimos trabajando la masa con las paletas de madera para eliminar el agua restante o el poco suero que pueda quedar, repitiendo el procesos dos o tres veces hasta conseguir una mantequilla casera cremosa y sueve, además de tener un gran sabor.
Si bien para separar el suero de la leche de la mantequilla hemos utilizado unas paletas de madera, este proceso también se puede hacer poniendo la mantequilla en un colador e ir presionando con el dorso de una cuchara hasta para que vaya perdiendo el suero o el agua de lavarla.
Consejos de conservación
- Para guardarla, podemos utilizar un tarro de cristal o también darle forma de rulo que nos permitirá cortarla en finas rodajas. Para ello extenderemos un trozo de film transparente de cocina, colocaremos sobre él la mantequilla y cerraremos con cuidado, presionando suavemente para que vaya cogiendo forma de cilindro y quede compactada. Finalmente, cerraremos con un nudo o varias vueltas al film y la guardaremos en la nevera para que coja consistencia.
- La mantequilla absorbe con facilidad los olores de su alrededor por lo que será necesario guardarla en un recipiente hermético, en el frigorífico y alejada de la luz y alimentos de olor fuerte.
- Las partes de la mantequilla que queden expuesta a la luz y al aire se tornan amarillas e incluso traslúcidas. Hay que evitar consumir esas partes ya que su sabor es rancio, bastará retirarlas, el resto de la mantequilla será totalmente comestible manteniendo el sabor propio de la mantequilla.