El suelo, el polvo e incluso el agua del medio ambiente pueden contaminar las frutas y verduras que solemos consumir diariamente, razón por la cual es importante limpiarlas bien y así eliminar cualquier tipo de microorganismo patógeno o elemento químico que pueda haber quedado adherido.
En este sentido, desde la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), la experta en enfermedades transmitidas por alimentos, Glenda Lewis, explica que "los productos frescos pueden estar contaminados de muchas maneras", por la tierra, el agua o el fertilizando, también tras la cosecha, ya que pasan por muchas manos, lo cual "incrementa el riesgo de contaminación".
Es algo que debemos tener en cuenta no solo a la hora de cocinar los alimentos, también durante la preparación de los mismos o su almacenamiento, coinciden desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) en su web oficial, donde dan algunos consejos para hacerlo de forma segura.
Así, ya en la compra de estos alimentos deberemos tener cuidado. Si observamos que tienen magulladuras o daños externos, si la superficie no está limpia y sana o está de otro color que no es el propio, será mejor que las descartemos. Además, es recomendable colocar las frutas y las verduras separadas de las carnes, los pescados, los mariscos y los productos de limpieza.
Una vez en casa, lo recomendable es conservar las verduras y las frutas, especialmente aquellas que vengan peladas o cortadas o ya estén cocinadas, en la nevera, pero en la zona menos fría y separándolas del resto de los alimentos cocinados y crudos. Aclaran, sin embargo, que "hay frutas y verduras, que por su naturaleza y grado de maduración, se pueden conservar a temperatura ambiente, pero siempre por periodos cortos, como cebollas y cítricos en general".
¿Cómo lavar las frutas y verduras?
A la hora de cocinar, destacan la importancia de mantener separadas las frutas y las verduras del resto de alimentos también, sobre todo si se van a consumir crudas. También es aconsejable retirar las partes dañadas y, en el caso de las cabezas de las lechugas o las coles, desechar las hojas externas.
El proceso de lavado es igual de fundamental, no solo de las frutas y verduras que manipulemos, también debemos lavarnos las manos, así como los utensilios y superficies de cocina que utilicemos, antes y después de la preparación.
Lo primero será lavarlas bajo el chorro del agua, frotándolas suavemente, aunque las vayamos a pelar después. De esta forma, evitaremos que se contaminen los utensilios. En el caso de las frutas de cáscara dura, como el melón o la sandía, o verduras como el pepino o el calabacín, también podemosutilizar cepillos específicos.
Una vez terminado, las secaremos con papel de cocina para terminar de eliminar cualquier resto de bacterias que hayan podido quedar. Desde la AESAN recuerdan, además, que las hierbas aromáticas frescas, como el perejil o la albahaca y los brotes de semillas también se deben lavar.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.