Cómo recalentar la comida sin que pierda sabor

A veces, nos queda comida y la guardamos para otro momento o bien cocinamos algún plato para llevar al trabajo y comer al cabo de unas horas. A veces, recalentar es necesario para disfrutar de lo ya cocinado. Pero hay que tener en cuenta una serie de consejos a la hora de calentar de nuevo un plato con el fin de conservar su sabor y sus propiedades.

Existen formas de calentar la comida con las que podemos mantener los nutrientes y el sabor de los alimentos sin que ganen bacterias. Una norma general para impedirlo es que debe aplicarse una temperatura de unos 65-70ºC en el interior de la comida para garantizar la destrucción de microbios.

Volver a calentar una comida

Los platos que mejor se recalientan son los guisos, los purés, los caldos, las carnes o pescados guisados, los arroces y la pasta, pero cada uno de ellos tiene sus trucos.

Para recalentar un guiso, lo más importante es que hierva. Eso sí, si aparece una espuma amarillenta y desprende un olor fuerte, mejor deshacernos del guiso. Y la mejor forma de calentarlo es en el fogón, suelen quedar más ricas. Un buen truco para que la comida no se reseque es añadir un poco de agua o un chorrito de aceite.

Para recalentar carne, lo mejor es emplear el horno para conservar su sabor y sus cualidades. Lo mismo sucede con el pescado. Un golpe de horno es lo mejor si está cocinado a la plancha, por ejemplo. Sin embargo, si hablamos de un pescado cocinado en salsa, lo ideal es calentarlo en el fogón. Si vemos que ha quedado un poco seco, podremos añadir un chorrito de agua para rectificarlo.

Para volver a calentar la pasta, depende de si está solo cocida o ya mezclada con alguna salsa. Si solo la hemos cocido, lo mejor es dejarla al dente para que no se pase al calentarla. Si está mezclada, lo ideal es saltearla a fuego alto con un poquito de aceite.

El primer paso para que al recalentar una comida quede bien es haber guardado las sobras o el plato cocinado correctamente, refrigerarlos adecuadamente, tapados con un film o en un recipiente hermético. Después, calentarlos el tiempo suficiente, ya sea en el horno, al fuego o en el microondas, que es un medio más rápido pero el que más reseca los alimentos, por lo que es mejor no abusar de él. Además, hay que procurar no calentar los alimentos más de una vez.