¿Con o sin piel? Esta es la forma más saludable de comer la fruta

La fruta es uno de los alimentos que no pueden faltar en cualquier dieta si queremos que sea sana y equilibrada, por su aporte en agua (entre un 80 y 95%), vitaminas, fibra, minerales, así como flavonoides, terpenos, selenio, compuestos fenólicos y sustancias fitoquímicas, y otros compuestos beneficiosos para la salud que ayudan a mantener el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Sin embargo, lo que muchos no tienen en cuenta es que este aporte nutricional no viene solo de la pulpa, sino que la piel, en ocasiones, también puede ser muy beneficiosa, incluso puede llegar a contener la mayor parte de los nutrientes. 

De hecho, gran cantidad de la fibra que aporta la fruta suele estar concentrada en la piel de la misma, esa que muchas veces desechamos rápidamente al pensar que no es bueno consumirla también, nada más lejos de la realidad, aunque todo dependerá del tipo de fruta, según indican desde diferentes blogs y medios especializados. 

Lo aconsejable suele ser tomar un mínimo de tres piezas de fruta al día. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizaba recientemente sus recomendaciones sobre grasas totales, grasas saturadas y ácidos grasos trans e hidratos de carbono, aconsejando ahora a los adultos que consuman al menos 400 gramos de verduras y frutas y 25 gramos de fibra alimentaria natural al día. 

Para aprovechar todos los nutrientes y propiedades de la pieza de fruta que vayas a comer, estas son algunas de las más comunes que se pueden, y otras que no, consumir con piel. 

Con piel

Según la Fundación Española del Corazón, la fibra que contiene la piel de muchas frutas puede ser muy beneficiosa para la salud, regulando el tránsito intestinal, los niveles de glucemia y el colesterol, incrementando la sensación de saciedad, o por ser antioxidante. De hecho, aconsejan, "siempre que sea posible", consumir la fruta fresca de temporada "con piel y bien lavada, ya que así se conservan las vitaminas, la fibra y los minerales".

Esto no significa que, si la quitamos, vaya a ser menos saludable la pieza de fruta, simplemente perderemos algunos nutrientes extra que contiene la piel. 

Algunas de las frutas que podemos comer con piel sin ningún problema son, por ejemplo, las manzanas o las peras, y es que su piel contiene gran cantidad de vitamina C. También las fresas, los frutos del bosque, las nectarinas, el melocotón, las uvas, las guayabas, los caquis o el mango.

En cualquier caso, para consumirlas con piel, es importante recordar siempre limpiarlas previamente, para "eliminar residuos de plaguicidas, suciedades y restos de tierra que pueden aportar al alimento, bacterias, virus, parásitos y contaminantes como el plomo" y que pueden llegar a ser perjudiciales para la salud. Podemos colocarlas bajo el chorro de agua durante unos minutos o dejarlas en remojo. Así lo aconseja la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), que señala este paso como "indispensable".

Sin piel

Por muy beneficiosas que puedan ser, no todas las pieles son comestibles, aunque eso no significa que tengamos que tirarlas inmediatamente, sino que podemos darles otros usos, para infusiones, por ejemplo, sobre todo las de los cítricos por su aporte en vitaminas. 

Algunas resultan casi obvias, otras no tanto, pero, por lo general, las frutas que deberemos pelar serán el melón, la sandía, el limón, el kiwi, el plátano, la piña, la naranja, la mandarina o la piña. Sin embargo, es recomendable tener cuidado al pelarlas para dejar un poco de parte blanca, ya que aportará una gran cantidad de fibra.