El carpaccio, el steak tartar o el kinilaw son algunos de los platos más populares que tienen que ver con comer carne cruda. Son platos que hace algunos años ni siquiera esperaríamos encontrar en los restaurantes, o atrevernos a prepararlos nosotros mismos, sin embargo, hoy en día es mucho más habitual verlos integrados en nuestra gastronomía.
Sin embargo, no gusta a todo el mundo, y es que consumir carne cruda o poco cocinada puede conllevar algunos riesgos para la salud si no se trata debidamente, como una intoxicación alimentaria debido a bacterias que suelen estar presentes en la superficie del tejido muscular y que pueden provocar síntomas como diarrea hemorrágica, dificultad respiratoria, escalofríos, vómitos o dolor abdominal, entre otros.
Pero también hay algunos beneficios que podemos sacar de este tipo de platos, teniendo en cuenta que no consumimos la carne directamente del animal cazado, sino que previamente ha sido almacenada durante un tiempo a bajas temperaturas para que las bacterias no se multipliquen. De hecho, mantener la carne cruda a una temperatura adecuada será la forma ideal de mantener a raya la producción de toxinas.
Teniendo esto en cuenta, la carne cruda puede ser beneficiosa en la asimilación de las proteínas, al evitar el proceso de cocinado que suele romper y diluir estas moléculas, aunque no por ello se debe consumir en exceso.
En cualquier caso, para evitar algunos de estos inconvenientes, lo mejor será tomar solo aquellos productos que ofrezcan garantías totales de higiene y seguridad. En este sentido, para evitar sustos con la carne cruda, ya sea que queramos consumirla de este modo o no la cocinemos adecuadamente, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha dado algunos consejos al tratarla.
Cocinarla bien
Desde la OCU (@consumidores) recuerdan que la carne picada y la carne de pollo son las más propensas de consumirse crudas o poco cocinadas, por lo que cocinarlas adecuadamente será crucial para evitar riesgos.
En el caso del pollo, una señal de que está bien cocinada será que la carne pueda separarse fácilmente del hueso.
Evitar la carne congelada
En ocasiones no tenemos mucho tiempo o se nos olvida sacar los alimentos del congelador con la suficiente antelación, pero cocinar una carne que todavía está parcial o totalmente congelada no es para nada una buena idea, aunque pensemos que eso nos ahorrará tiempo.
Lo recomendable es dejar que se descongele completamente antes de empezar a cocinarla, o podría llegar al plato con alguna parte cruda o mal cocinada sin que nos demos cuenta.
No dejarla a temperatura ambiente
Este tipo de alimentos son especialmente sensibles al calor, por lo que es importante no dejar la carne a temperatura ambiente durante más tiempo del necesario, ni antes ni después de haberla cocinado.
Nada de reutilizar los líquidos
Aunque pueda parecer algo hasta lógico, reutilizar los líquidos en los que previamente hemos, por ejemplo, marinado la carne cruda, es algo que en realidad deberemos evitar.
Contaminación cruzada
La contaminación cruzada es algo que debemos tener muy presente cuando cocinamos, sobre este tipo de platos que incluyen carne cruda o poco cocinada. Así, aconsejan utilizar platos y utensilios diferentes para la carne cruda y aquella que ya esté cocinada, y mantenerlas separadas en todo momento.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.