Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorTanto nutrición como alimentación son términos que suelen confundirse, pero, aunque están muy relacionados, no significan lo mismo. Ambas acciones son indispensables para mantener una dieta sana y para conseguirlo hay que dar al organismo los nutrientes específicos, ya sea en cantidad como en calidad, para satisfacer sus necesidades. Esta es la razón básica de que las dietas han de ser personalizadas y por lo que una misma dieta no sirve para otra persona.
Si miramos atrás, no fue hasta el siglo XIX cuando se empezó a dar cierto valor a la naturaleza química de los componentes de los alimentos. Avances relacionados con la fisiología de la digestión, o lo que es lo mismo, cómo funciona el proceso de digestión y qué necesidades nutricionales hay que satisfacer, promovieron la investigación en la composición de los alimentos y detectar en ellos nuevos compuestos químicos. Así, en la composición de los alimentos se pudieron detectar determinados compuestos químicos, aunque no todos ellos digeribles.
Si ponemos como ejemplo la uva, solo se digiere la parte de la pulpa; tanto sus semillas como la piel, si bien son una fuente importante de fibra, se excretan en las heces. Visto esto, los componentes que son aprovechados se denominan nutrientes, son compuestos orgánicos (hidratos de carbono, lípidos, proteínas y vitaminas) y compuestos inorgánicos (minerales y agua) que el organismo necesita adquirir del exterior para obtener energía.
Por otro lado, todos comemos, en mayor o menor medida lo que nos gusta y lo que pensamos que nos puede ir bien para mantener un buen estado de salud. Esto podríamos definirlo como alimentarse. Pero esto no quiere decir necesariamente que nos estemos nutriendo.
Si bien para nutrirnos necesitamos alimentos, en la nutrición, como hemos dicho anteriormente, se selecciona qué alimentos hemos de consumir teniendo en cuenta el valor nutricional, las calorías, los nutrientes orgánicos (hidratos de carbono, proteínas, lípidos y vitaminas) y los nutrientes inorgánicos (agua y minerales) que el cuerpo metabolizará para proteger y mantenernos en un buen estado de salud.
En función de diferentes factores como son el peso, la altura, la complexión, el estado de salud, la actividad física, la edad y el sexo del individuo, se determinará qué nutrientes requiere cada persona, de ahí que las dietas deban ser siempre personalizadas.
Dicho esto, un cuerpo bien nutrido se alimentará de manera equilibrada, completa, adecuada, variada y suficiente para obtener toda la energía que necesita para el buen funcionamiento del organismo.
La alimentación podríamos definirla como una acción voluntaria que se hace de manera consciente y que consiste en introducir los alimentos en el cuerpo para satisfacer el apetito. La nutrición, al contrario, es el proceso que se realiza de manera involuntaria e inconsciente en el que el cuerpo selecciona aquellos compuestos que necesita de los alimentos para que el organismo tenga la suficiente energía y funcione adecuadamente. En este proceso se incluye la insta de alimentos, la digestión, absorción, transporte, distribución, metabolismo, almacenamiento y finalmente la excreción.
Según los expertos nutricionistas, en una dieta sana, las calorías ingeridas deberían proceder en un 50% de los carbohidratos, un 30% de las proteínas y un 20% de las grasas. No obstante, hay que tener en cuenta que los carbohidratos no son igual de sanos si proceden de pasta y cereales q que si proceden de pasteles, a que además son muy altos en azúcar. Lo mismo pasa con las grasas, no son iguales las que provienen del aceite de oliva virgen extra a la de los alimentos ultraprocesados.