Javier Anula
Alimentación
¿El aceite de oliva caduca? ¿Y el de girasol?
No es lo mismo una fecha de caducidad que una de consumo preferente
Si hay algo que no puede faltar en la cocina de cualquier persona o restaurante del mundo que se precie es el aceite. Ya sea de oliva virgen extra o de girasol, este ingrediente es la base de la cocina internacional y nos permite elaborar alimentos a la plancha y fritos, de donde han surgido alimentos tan famosos como las patatas fritas.
Con él también podemos aliñar ensaladas, hacer pescados o carnes a la plancha, fritos… Aunque es cierto que hay otras grasas que sirven para realizar lo mismo como la mantequilla, la margarina, la manteca, que en otras épocas se usaban como sustituto y que aunque dan muy buen sabor, la verdad es que son alternativas menos sanas.
De todad formas, pese a lo común que resulta el aceite de oliva o de girasol en las cocinas de España, existe un halo de misterio en torno a él: su fecha de caducidad. Algunos piensan que tiene y que una vez la supera no se podría consumir. Otros aseguran que se podría consumir con total seguridad, solo que perderá algunas de sus propiedades. Mientras que también existe una vertiente de personas que aseguran que simplemente no tiene fecha de caducidad, es eterno. Pero, entre todas estas teorías ¿cuál es la verdadera?
Lo cierto es que en muchas botellas de aceite de oliva o de girasol vas a ver una fecha plasmada en su etiqueta. Esta suele ser bastante larga, y no tan corta como otros productos perecederos. Además, se aconseja siempre conservar lejos de fuentes e calor, y de la luz directa para su correcta conservación.
Por tanto, a priori, sí que tiene un límite marcado por el fabricante según cuándo ha sido cosechado y envasado. Pero eso no quita la duda de si es un producto que realmente puede caducar o no.
Diferencias entre fecha de caducidad y consumo preferente
Cuando compras un producto cualquiera, no solo aceite de oliva, tendrá una fecha plasmada en su etiqueta. Pero no es lo mismo una fecha de caducidad que una de consumo preferente.
Si en el etiquetado indica fecha de caducidad, significa que pasado ese tiempo ya no se podrá consumir el producto con seguridad. No solo por su sabor, sino que también podría verse alterado y causar intoxicaciones alimenticias.
En cuanto al consumo preferente, es solo una fecha orientativa. Una recomendación del fabricante. Pero no determina que después de ese día te pueda ocurrir algo si lo consumes. Solo podría tener la textura o sabor algo deteriorado, pero se puede consumir con seguridad.
Por otro lado están los márgenes de seguridad. Muchos de los límites de caducidad se ponen de forma anticipada para asegurarse de que llega en correcto estado, pero si consumes el producto unos días después no supondrá un serio problema para tu salud.
En el caso del aceite de oliva o de girasol, lo más normal es que tan solo posean una indicación de consumo preferente. Es decir, si se ha conservado en perfectas condiciones, se podría consumir sin problemas.
¿El aceite de oliva o de girasol caduca?
No, el aceite, sea del tipo que sea, no caduca como tal. De hecho, se usa habitualmente como conservante de otros alimentos como el atún, la caballa, o incluso ciertos quesos. Así que si consigue evitar que otros alimentos no refrigerados se hagan malos, imagínate los años que puede aguantar en buenas condiciones.
Por tanto, la fecha que ves en los envases es solo una recomendación de su productor. Se trata del máximo estimado por el fabricante para garantizar que se encuentra en perfectas condiciones como cuando se envasó.
Pero claro, también hay que tener en cuenta que se recomienda que se consuma antes de esa fecha porque, una vez superada, puede empezar a perder propiedades como su aroma o sabor. Esto suele ser un proceso muy lento y casi imperceptible. Así que, si tienes una botella de aceite de oliva o de girasol en casa desde hace mucho y no le ves ni le notas nada extraño, lo puedes usar tranquilamente en vuestros platos y ensaladas que no habrá ningún problema.
Por tanto y, en resumen, el aceite de oliva o de girasol no caduca, sino que con el paso de los años se van desgradando, perdiendo parte de su sabor, de su aroma y de sus propiedades beneficiosas.