Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
… saber más sobre el autorHay ciertos hábitos que tenemos asumidos a la hora de cocinar o manipular alimentos que pueden tener consecuencias negativas para nuestra salud. Son costumbres que tenemos y que ponen en riesgo de contaminación los alimentos. La cocina, por ser el lugar donde cocinamos, es el lugar de entrada de los microorganismos patógenos. De su aparición dependen factores como la limpieza de los utensilios de cocina, la higiene de nuestras manos o los tiempos de cocción de los alimentos.
No hay que olvidar que buena parte de las intoxicaciones alimentarias se originan en nuestras cocinas. Podremos prevenirlas si conocemos los errores que cometemos al manipular los alimentos. Te detallamos algunos para que puedas corregirlos.
Comenzamos por lo más básico y que a veces no cumplimos: la higiene de nuestras manos. Antes de cocinar, debemos lavarnos las manos a conciencia. La falta de higiene de las manos es una de las principales causas de intoxicaciones alimentarias en el hogar. Hay que lavarse las manos porque si están sucias, los gérmenes se traspasarán a los alimentos. Lávate bien las manos con agua y jabón siempre que vayas a cocinar; también al cambiar de alimento.
Lo mismo sucede con los utensilios de cocina. Debemos limpiarlos a conciencia, poniendo especial atención a las tablas de cortar, que contienen muchas bacterias. Las tablas deben ser lisas y de materiales poco porosos y lavarlas con agua caliente y jabón. También los estropajos y las bayetas deben estar limpios, además de reemplazarlos a menudo para evitar contaminaciones.
La correcta conservación de los alimentos es fundamental, tanto si requieren refrigeración o no. Debemos poner especial atención a los alimentos ya cocinados y que dejamos enfriar antes de guardar en la nevera. No hace falta que la comida se enfríe totalmente; los microorganismos pueden desarrollarse en poco tiempo. Lo que conviene es que se enfríe un poco, lo suficiente para que la nevera funcione bien. Lo mejor es que el alimento cocinado y fuera de la nevera no esté más de dos horas.
Además, tampoco debemos mezclar carne cruda con carne cocinada porque es una fuente contaminación cruzada. Se guardan por separado y en recipientes cerrados herméticamente. Y nunca servir una tortilla en el plato con el que le hemos dado la vuelta. En este plato pueden quedar restos de huevo crudo que pueden contaminar la tortilla aunque esta esté bien cuajada.
A la hora de cocinar, debemos tener en cuenta que no podemos dejar los alimentos medio crudos sin cocinar lo suficiente. Esto ocurre especialmente con carnes como la del pollo. Y, respecto al aceite, no es sano dejar que humee. Según un estudio de la Universidad del País Vasco, con las altas temperaturas, el aceite forma sustancias relacionadas con algunas enfermedades como el alzhéimer y el párkinson. Utiliza siempre aceite de oliva virgen, que se deteriora más lentamente, y nunca superes los 170ºC a la hora de freír. El aceite no se debe reutilizar más de dos o tres veces.
Las bacterias que hacen que nos intoxiquemos, no las detectamos probando la comida. Si crees que un alimento está estropeado, tíralo directamente. Y haz siempre caso de la fecha de caducidad.