La dieta nórdica podría hacerle la competencia a la mediterránea por el parecido que existe entre ambas. De hecho la gran diferencia se encuentra en el tipo de grasa principal. Si bien la mediterránea usa el aceite de oliva, la nórdica prefiere el de colza.
Por otro lado, si tenemos en cuenta el medio ambiente es una buena opción, ya que prioriza los alimentos locales y cultivados de forma sostenible. Además, teniendo en cuenta el estudio Food & Nutrition, si se compara con la occidental contiene menos azúcar y grasa, pero el doble de fibra y mariscos.
Los alimentos que se tienen que tomar con más frecuencia son: frutas, bayas, vegetales, legumbres, patatas, granos integrales, nueces, semillas, pan de centeno, pescado, mariscos, productos lácteos bajos en grasa, hierbas, especias y aceite de colza.
Por otro lado, recomienda el consumo moderado de carnes de caza, huevos de gallinas camperas, quesos y yogures. El consumo de otras carnes rojas y grasas animales, debe ser poco frecuente.
Más similitudes que diferencias
En cuanto a las diferencias, lo más relevante es la cantidad de carbohidratos y proteínas, que se basa en el equilibrio que se obtiene al combinar alimentos con índice glucémico bajo como las frutas y las verduras y alimentos moderadamente altos en proteínas, incluidos los lácteos.
Frontiers in Nutritionrealizó un estudio comparativo sobre estas dietas, y sus resultados aseguraron que ambas "comparten más similitudes que diferencias. Ambas se basan en alimentos típicos locales y de temporada, comparten recomendaciones nutricionales similares sustentadas en principios dietéticos centrados en plantas y las dos se orientan hacia la protección ambiental y la sostenibilidad".
Según la publicación, la principal diferencia entre ellas es la "fuente de grasa", y alertan de que "si bien los estudios epidemiológicos longitudinales respaldan la adherencia a la dieta mediterránea como una forma de prevenir enfermedades crónicas, la nórdica aún necesita más investigaciones de este tipo porque los resultados actuales son discrepantes”.
Los ensayos que se han llevado a cabo han evaluado la relación que existe entre las dietas y los riesgos de enfermedades crónicas, discapacidad y mortalidad. Así comprobaron que la mediterránea ayuda a reducir el riesgo de estas patologías. Mientras que la nórdica, también podría tener efectos beneficiosos.
Dejando a un margen las dietas, lo más importante es llevar un estilo de vida saludable y tener hábitos que sean beneficiosos para nuestra salud, como realizar ejercicio de manera regular.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.