María Martínez Denia
Alimentación
¿Es malo comer la piel del pollo?
La ciencia responde
El pollo es una de las carnes más consumidas en el mundo. Se puede freír, asar o cocinar a la brasa, entre otras forma de cocinado. Sin embargo, a muchas personas les preocupa qué partes se pueden comer y cuáles no, siendo su mayor preocupación la piel.
Aunque consumirlo no es perjudicial para la salud, puesto que el uso de hormonas y de antibióticos durante la cría de este animal se prohibió hace más de veinte años en la Unión Europea, la duda es si es saludable o no.
En realidad no pasa nada si nos la comemos, únicamente tenemos que tener en cuenta que la piel es la parte más calórica y grasa, por lo que muchos la denominan la parte "mala".
Esto no significa que no podamos comernos la piel si nos gusta, con moderación. Es más, asando el pollo, en lugar de freírlo, evitaremos la concentración de grasa en la zona. Con esta técnica conseguiremos que la grasa se desprenda y se quede en el jugo.
Grasas saludables
Es más, un informe de Harvard asegura que el pollo no contiene una gran cantidad de grasas saturadas, sino que es rico en grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, ambas beneficiosas y recomendables para una buena salud cardiovascular. Aunque existen otras más recomendables para su consumo como los frutos secos.
Las partes que suponen menos grasa para nuestro organismo son los solomillos y la pechuga. Esta última tiene un valor nutricional muy saludable con un 3% de grasa, un 25% de proteína de calidad y micronutrientes muy recomendables como el fósforo, la niacina y la vitamina B6. Es cierto que son las partes menos jugosas del animal, pero con un simple marinado en una mezcla de especias, aceite de oliva y jugo de limón durante 20 minutos antes de cocinarlo, obtendremos un acabado tierno y sabroso.