Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorCon moderación, el pan se puede disfrutar como parte de una dieta saludable. Pero este alimento es alto en carbohidratos, y muchas veces bajo en micronutriente; además, su contenido en gluten y otros aditivos puede causar problemas a algunas personas. Tomar decisiones inteligentes sobre el tipo de pan que comemos puede optimizar nuestra dieta y evitar los efectos secundarios negativos.
Para ello, debemos elegir opciones saludables como pan integral o germinado y combinarlo con una dieta equilibrada que nos permita obtener los máximos beneficios para nuestra salud.
El pan en tostadas y el pan de molde es una de las peores opciones que podemos comprar. La gran mayoría de ellos están elaborados con harinas refinadas como el pan blanco normal. En el proceso de refinado el cereal pierde la fibra y muchos nutrientes que son beneficios para nuestro organismo. Las partículas son más finas y pequeñas y adquieren el color blanco característico pero no siempre resultan digestivas. Además, los cereales refinados tienen un índice glucémico alto, por lo que son menos saciantes.
El pan tostado o los biscotes se elaboran sencillamente tostándolos. Tienen muy poca cantidad de agua, por eso todos los nutrientes están concentrados y tiene más calorías. Además, una gran parte de ellos contienen azúcares añadidos, pero también grasas vegetales que suelen ser de peor calidad que el aceite de oliva. Por ello, suelen oscilar entre las 390 calorías por cada 100 gramos de producto.
Peor que los biscotes son otros productos que enocntramos en los supermercados como las regañás y los picos que, a veces, superan las 420 kilocalorías por cada 100 gramos. Además, el pan es el alimento que más sodio aporta a nuestra dieta. Por eso, si tienes hipertensión, tómalo sin sal.
El pan de trigo integral es una mejor opción que el pan blanco porque proporciona una mayor cantidad de fibra y proteína, las cuales ralentizan la absorción de azúcar en el torrente sanguíneo y nos permite mantener estable el azúcar en la sangre. Además, es más rico en varios nutrientes clave, como el manganeso y el selenio. De hecho, comer cereales integrales puede reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad e incluso cáncer colorrectal según los estudios científicos.
La Sociedad Española de Nutrición Comuniraria (SENC) considera que el pan de harina de cereales de grano entero debe formar parte de los grupos de consumo en cada comida principal, según nuestro grado de actividad física.
Si encontramos pan elaborado con granos germinados es una excelente opción para maximizar los beneficios nutricionales de este alimento, porque la germinación permite mejorar la digestibilidad y el valor nutricional del producto final. Además, estos productos a menudo se enriquecen con nutrientes adicionales.