Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
… saber más sobre el autorLos productos lácteos como la leche, los yogures, el queso son alimentos muy habituales en nuestras cocinas y despensas. Cuentan con numerosos nutrientes para nuestro organismo, como proteínas de alto valor, hidratos de carbono, grasas, vitaminas y minerales. Uno de esos nutrientes es la grasa, cuyo contenido varía en función del producto y de su tratamiento. Vamos a ver qué nos aporta la grasa de este tipo de productos.
La grasa de la leche se caracteriza por un alto contenido en ácidos grasos saturados (65%), pero también aporta ácidos grasos insaturados (alrededor del 30%), dentro de los cuales encontramos que la mayor parte se corresponde con los ácidos grasos monoinsaturados, donde tiene una presencia importante ácido oleico, que supone alrededor del 20% de la grasa de la leche.
Aunque los ácidos grasos saturados pueden estar relacionados con el aumento del colesterol, lo cierto es que no todos tienen el mismo efecto sobre nuestra alimentación. La composición total de los alimentos, que tiene en cuenta a todo el conjunto de nutrientes y otros componentes presentes en los alimentos y sus relaciones moleculares, pueden diferenciar los efectos de un alimento u otro en la salud.
La grasa tiene múltiples funciones imprescindibles en nuestro cuerpo, por ejemplo, es necesaria para el transporte y la absorción de las vitaminas liposolubles (vitamina A, D, E y K). El contenido de la grasa, el colesterol y las vitaminas liposolubles que se encuentran en la leche son proporcionales a la cantidad de grasa que contenga, un dato interesante en función de si la leche es desnatada, por ejemplo.
Cada vez es más fácil encontrar recomendaciones de reducir la ingesta de lácteos enteros. Sin embargo, hay investigaciones científicas que destacan cada vez más la importancia de centrarse en la matriz alimentaria a la hora de hacer recomendaciones de ingesta, en lugar de centrarse en los nutrientes individuales, como son por ejemplo las grasas saturadas.
Además de que los lípidos son un nutriente básico para nuestro organismo, también aporta otros beneficios a nuestro cuerpo. Por ejemplo, los glóbulos de grasa de los productos lácteos están rodeados por una membrana que influye positivamente en su digestibilidad y absorción. También las proteínas lácteas influyen positivamente en la absorción intestinal de la gras, al igual que el alto contenido en calcio que caracteriza a los alimentos lácteos.