Verónica Mollejo
Alimentación
Hambre emocional, cómo controlarla para no perjudicar tu salud
Verónica Mollejo
Foto: Bigstockphoto
Martes 25 de junio de 2019
ACTUALIZADO : Miércoles 19 de mayo de 2021 a las 12:36 H
3 minutos
No dejes que el estrés, la ansiedad o la tristeza controlen de manera nociva tu alimentación
Tal y como explican desde Sanitas (@sanitas), el hambre emocional es "un estado en el que comes sin tener hambre real. Es un tipo de trastorno alimentario que se relaciona con los conflictos anímicos y las emociones que, al no saber resolverlos, alteran nuestro estado natural". Seguro que en más de una ocasión, te has visto sobrepasado por los problemas e inquietudes de la rutina diaria, sintiendo una fuerte desazón que te empuja a atacar la nevera de manera impulsiva e incontrolada y, lo que es más importante, sin tener hambre alguna.
Además, este trastorno, muy común en la sociedad actual, se caracteriza por una serie de emociones y necesidades que el individuo experimenta. Por ejemplo, un sentimiento de culpa tras ingerir una gran cantidad de comida, pues sigue insatisfecho con su situación al no atacar el foco del problema y recurrir a la comida como fuente de bienestar.
Por otro lado, como ya hemos visto, aquellos que sufren hambre emocional suelen tener la necesidad de introducir alimentos en el cuerpo sin tener hambre, lo que también puede afectar a la salud del organismo. Bajo esta premisa, ¿cómo puedes controlar esta afección para no desencadenar males mayores?
Aprende a controlar el hambre emocional
- Cuando te sientas estresado, triste o nervioso, antes de acudir al frigorífico o la despensa, intenta buscar otros métodos de relajación más adecuados y que realmente mejoren tu estado. El ejercicio físico, la música, las técnicas de respiración o la meditación son algunos de los recursos más efectivos.
- Si aún así no eres capaz de controlarte, evita a toda costa los alimentos que puedan resultar nocivos para tu salud. Es decir, cambia el chocolate por la fruta, las patatas fritas por las verduras o los refrescos por el agua. Una forma de asegurarte de ello es no incluirlos en la cesta de la compra cuando vayas al supermercado.
- Hacer un repaso de los alimentos que has consumido a lo largo del día puede ayudarte a ver con claridad el problema. Para ello, puedes hacer un registro de todas las comidas y detallar aquellas que has ingerido a causa del hambre emocional. Los resultados pueden sorprenderte.
- "Es importante que tu mente sepa que estás bien alimentado y, por tanto, de esta forma, evitarás esa urgencia a la hora de comer por compulsión. Te recomendamos que tengas un planning semanal para que, así, sepas exactamente qué vas a comer y a qué hora, y así controles estos ataques de hambre", aconsejan desde Sanitas.
- En tu dieta normal, puedes dar prioridad a los alimentos ricos en triptófano, un aminoácido esencial que promueve la liberación de serotonina, vinculada a la regulación del sueño y el bienestar. Este compuesto también puede ayudarte a reducir la ansiedad y combatir el insomnio. La yema del huevo, los lácteos, el aguacate, el plátano o la piña son algunos de ellos.
- Y por último, si ninguna de estas pautas hace efecto y el hambre emocional está muy cerca de ganar la batalla, no dudes en acudir a un profesional que vigile de cerca el trastorno y sus efectos en tu salud y diseñe un tratamiento adecuado para acabar con él.