Verónica Mollejo
Alimentación
Aprende a identificar una alergia alimentaria con las siguientes claves
Muchas personas tienen alergia a algunos alimentos, ¿cómo pueden reconocer esta afección?
Al igual que el resto de afecciones similares, una alergia alimentaria es una reacción del sistema inmunológico después del consumo de un determinado alimento. El simple contacto de este ingrediente con el organismo provoca la aparición de múltiples síntomas, llegando incluso a poner en riesgo la vida del paciente. Según apuntan los expertos, se trata de una dolencia que afecta al 3% de los adultos y que no tiene cura.
Además de los problemas de salud que conlleva, como hormigueo en la boca, urticaria, dolor abdominal o mareos; las alergias alimentarias tienen un obstáculo añadido y es que es muy fácil confundirlas con una reacción mucho más frecuente: las intolerancias alimentarias. Sin embargo, tal y como exponen desde la Clínica Mayo (@ClinicaMayo), "la intolerancia alimentaria es una enfermedad de menor gravedad que no involucra al sistema inmunitario". Bajo esta premisa, ¿cómo podemos identificar una alergia alimentaria fácilmente?
Órganos y sistemas afectados
Cuando alguien sufre una alergia alimentaria significa que el sistema inmunitario se está defendiendo de una alérgeno concreto, que suele ser de naturaleza protéica. Esta lucha implica la aparición de una serie de síntomas, que suelen afectar a tres órganos o sistemas: la piel, el aparato respiratorio y el aparato digestivo. Así, este tipo de alergia provoca la aparición de otras afecciones como la dermatitis, el dolor cólico, la rinitis, el asma o el picor de boca y garganta. En cambio, si eres intolerante, el sistema digestivo es el único que se ve perjudicado. De ahí la importancia de vigilar y analizar los síntomas.
Alimentos implicados
El abanico de alimentos que pueden causar una alergia alimentaria es de lo más amplio, ya que la reacción de la que hablamos se produce por la presencia de un alérgeno que puede formar parte de varios productos. Los más comunes suelen ser el huevo, la leche, los frutos secos, las frutas y las verduras, pero también se puede ser alérgico a los crustáceos, el pescado, la soja, los moluscos, algunas semillas o el dióxido de azufre y los sulfitos, que se suelen emplear como aditivos por sus propiedades conservantes y antimicrobianas.
Impacto en el cuerpo
Otra forma de identificar este trastorno y diferenciarlo de otros similares es el tiempo que tarda el cuerpo en sentir los primeros síntomas después del contacto con el alimento en cuestión. En primer lugar, las molestias suelen aparecer en un periodo muy corto de tiempo, por ejemplo, una hora después de haber comido. Además, una vez diagnosticada la alergia, es necesario eliminar por completo dicho ingrediente de la dieta. Algo que no sucede en otro tipo de reacciones, que solo requieren la reducción de la dosis.