Alimentación

Ingredientes para dar más sabor y consistencia a los menús de una dieta texturizada

Mariola Báez

Foto: Bigstock

Domingo 6 de octubre de 2019

ACTUALIZADO : Miércoles 19 de mayo de 2021 a las 12:30 H

3 minutos

Lograr platos tan nutritivos como apetecibles es posible con la ayuda de determinados alimentos

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Mariola Báez

Foto: Bigstock

Domingo 6 de octubre de 2019

3 minutos

La dieta texturizada supone un importante avance a la hora de ofrecer una nutrición óptima a aquellas personas que, debido a distintas patologías, presentan dificultades en el momento de ingerir los distintos alimentos.

En muchas ocasiones esa dificultad deriva de un problema de disfagia, frecuente en personas mayores que sufren enfermedades como el alzhéimer o el párkinson y que, como explica la Sociedad Española de Medicina Interna (@Sociedad_SEMI), consiste en molestias más o menos severas en el momento de la deglución. Además, una dieta de este tipo puede ser necesaria en otros casos, por ejemplo, tras una operación quirúrgica, en el periodo posoperatoiro, como alimentación básica de pacientes oncológicos o ante una dolencia periodontal que dificulte la normal masticación.

ingredientes dieta texturizada

Queso, huevo, leche… ingredientes para enriquecer un plato texturizado

Una dieta texturizada no consiste sencillamente en triturar la comida, sino en elaborar platos que resulten incluso más ricos en nutrientes que los “originales”, siempre conservando los ingredientes básicos de cada receta, pero con una textura idónea que facilite su ingesta.

Deben ser platos apetecibles (hay que cuidar su presentación) y “reconocibles” por quien los toma. Para lograrlo, hay ingredientes que consiguen darles una mayor consistencia, pero que no se limitan a ser simples “espesantes”, sino que aportan un sinfín de nutrientes que enriquecen el menú, evitando los problemas de desnutrición u otras dolencias derivadas de una deficiente alimentación.

Entre los alimentos y consejos para lograr este objetivo hay que destacar:

  • Leche y derivados. Aportan suavidad a cualquier texturizado, dotándolo de un sabor agradable y muy discreto, casi inapreciable (es de lo que se trata). Leche entera, bechamel (si se quiere ganar densidad), unos dados de queso tierno que se fundan al calor de cualquier crema… son buenas opciones a incluir en la dieta texturizada. En platos fríos y postres, el yogur es un excelente aliado. Añadido, por ejemplo, a una compota de frutas y bien mezclado, no solo incrementa la textura sino que supone un aporte extra de minerales (calcio) y proteína.
  • Huevo. Pocos alimentos hay tan completos y con tanta proteína de alta calidad biológica (con todos los aminoácidos esenciales). Añadirlo batido en la elaboración de una crema, o como ingrediente básico de un, fácilmente masticable, pudding incrementa de manera notable el valor nutricional de la receta. También cocido y triturado puede ser una excelente opción para aumentar la consistencia de cualquier sopa.
  • Puré de patatas. Perfecto como guarnición en una dieta de este tipo y también para incorporar y enriquecer un caldo que requiera más “cuerpo” para resultar apetecible.
  • Cereales. Sémola de arroz, copos de avena triturados o simplemente pan desmigajado… enriquecer un plato con hidratos de carbono de lenta absorción siempre contribuirá a mejorar la textura aportando un plus de energía que nunca está de más.

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Mariola Báez

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