Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
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Jueves 7 de abril de 2022
ACTUALIZADO : Jueves 7 de abril de 2022 a las 18:21 H
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El hecho de que un alimento tenga moho quiere decir que se está degradando. Es una de las evidencias más claras de que un alimento se está descomponiendo. Y, aunque no parece apetecible a simple vista, hay mohos que son beneficiosos y que forman parte de los alimentos.
Pero vamos a comenzar hablando del moho que es perjudicial y que surge cuando se dan ciertas condiciones de humedad y calor donde está guardado el alimento. En un primer momento, es blanco y después va cambiando su color a verdoso. A veces aparecen puntos negros que son en realidad esporas de moho agrupadas. Y, una vez que aparece, todo el alimento está contaminado, independientemente de que no se vea el moho en toda la superficie. Este es el motivo por el que no se debe consumir un alimento que haya generado moho una vez quitada la parte afectada. Lo más probable es que haya más, aunque no lo veamos a simple vista.
Y no solo hay que desechar el alimento contaminado con moho, también hay que ser muy cuidadoso con el recipiente que lo contenía, la nevera si estaba guardado en ella, la bayeta que hayamos usado para limpiarlo y nuestras manos. La razón es que las esporas del moho se pueden haber esparcido sin darnos cuenta. Así que hay que limpiar todo con extremo cuidado para evitar que el moho se reproduzca en otros alimentos, incluso en las bayetas o los utensilios de la cocina.
Y, dentro de los mohos malos están las micotoxinas, un moho tóxico que supone un alto riesgo para la salud y que se da en cereales, algunos frutos secos y piensos para ganado. Son peligrosas porque son muy resistentes.
No todos los hongos son perjudiciales para la salud. Hay algunos que transforman los alimentos y que comemos sin ningún tipo de problema. Nos referimos a los que dan sabor y color a quesos, como el roquefort o el cabrales. Son mohos necesarios para la curación de estos quesos. Lo mismo sucede con alimentos fermentados con algunas especies de mohos, como son el vino o la cerveza.
Y también hay mohos que, una vez retirados de los alimentos, estos se pueden comer. Es también el caso de algunos quesos muy curados o de embutidos, que generan una capa de moho para favorecer su curado.
Como a simple vista es muy difícil saber de qué tipo es el moho de un alimento y qué consecuencias tendrá si es ingerido, por seguridad lo mejor es desechar el alimento en su totalidad.