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Alimentación
Estos son los mejores jamones (de bellota y serranos) de 2020
Premios 'Alimentos de España' del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación
El jamón de Juan Manuel Hernández ha sido galardonado con el Premio 'Alimentos de España al Mejor Jamón 2020' en su categoría de jamón de bellota, según publica este jueves el Boletín Oficial del Estado (BOE).
En concreto, estos galardones, que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación otorga en su tercera edición, están destinados a promocionar el jamón de calidad, y mejorar su imagen y posición en los mercados.
Jamón de bellota ibérico
En la categoría de jamón de bellota ha recaído en el ibérico 'Juan Manuel Hernández, añada 20160, de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Guijuelo, presentado por la empresa Juan Manuel Hernández de Guijuelo (Salamanca).
Los finalistas han sido el jamón de bellota ibérico 50% raza ibérica Blázquez, de la DOP Guijuelo, presentado por Jamones Ibéricos Blázquez de Salamanca y el 100% ibérico Monte Nevado, presentado por Jamones Segovia-Monte Nevado, de Carbonero el Mayor (Segovia).
Jamón serrano
Por otra lado, el premio la categoría de jamón serrano ha recaído en el jamón Serrano Reserva Escámez, de la Especialidad Tradicional Garantizada (ETG) Jamón Serrano, presentado por Hermanos Escámez Sánchez, de Bullas (Murcia).
Los finalistas han sido Jamón Gran Reserva 7 Hermanos de la ETG Jamón Serrano, presentado por Cárnicas 7 Hermanos, de Valmojado (Toledo); y Jamones Casa Vieja, de la DOP Jamón de Teruel, presentado por Jamones Casa Vieja, de Calamocha (Teruel).
En esta edición han participado 49 elaboradores, con 27 piezas de jamón, de la primera categoría y 22, de la segunda. Para el procedimiento de selección, así como en las sesiones de evaluación sensorial, el Ministerio ha contado con la colaboración del Instituto Público de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de la Generalitat de Cataluña (IRTA) y del Servicio de Análisis e Innovación en Alimentos de Origen Animal, de la Universidad de Extremadura (SIPA).
La evaluación sensorial constó de dos fases: una visual para evaluar el aspecto exterior y el de corte, y otra olfato-gustativa que permite reconocer el aroma, sabor, textura y otras sensaciones en boca, persistencia y gusto residual, y la impresión global. Una vez finalizadas las catas, el producto sobrante fue donado a instituciones benéficas, previo consentimiento de los participantes.