El melón y la sandía son las frutas de verano por excelencia. Nos ayudan a hidratarnos gracias a su gran contenido de agua y nos refrescan. Sin embargo, como se suele decir, existen dos tipos de personas: los que prefieren el melón y los fanáticos de la sandía. Elegir entre una de las frutas es el derbi de cada verano. Ambas tienen un elevado contenido en agua, son muy refrescante y nos ayuda a mantenernos hidratados en esta época del año. Las dos son ligeras, con muy pocas calorías, un alto poder diurético y muchas vitaminas y minerales esenciales para el organismo. Vamos a repasar los beneficios de cada una para decidir cuál es la ganadora.
Para empezar, tanto el melón como la sandía destacan por su alto contenido en agua: más del 90%. Al estar compuestas en su mayoría por agua, provocan un importante efecto diurético natural en nuestro organismo, además de ser una importante fuente de hidratación muy necesaria. Debido a su efecto diurético natural y a su fuente de fibra, son muy utilizadsa en dietas adelgazantes y también para evitar el estreñimiento y regular nuestro aparato digestivo.
La principal diferencia son las vitaminas. En cuanto al melón, destaca la vitamina C, de hecho, 300 gramos de esta fruta sin corteza aportan el 75% de la ingesta diaria recomendada de esta vitamina. También tiene folatos, unas sustancias que contribuyen al proceso de división celular. Posee además las vitaminas B6 (también presente en la sandía) y B12, A, E y D. Según el tipo de melón, su contenido en carotenos varía. Por ejemplo, los que tienen la pulpa anaranjada son muy ricos en provitamina A, sobre todo beta-caroteno, además de xantofilas, luteína, violaxantinas y licopeno.
El melón es muy superior en vitamina C, que multiplica por 5 la cantidad presente en la sandía. En cambio, la sandía cuadruplica al melón en vitamina A, el cual solo contiene 4 microgramos.
La vitamina C es necesaria para nuestro organismo por su capacidad antioxidante y por favorecer la creación de colágeno, fundamental para la integridad de la piel y la cicatrización de las heridas. El colágeno también ayuda a evitar el desgaste de las articulaciones y en el mantenimiento de la densidad ósea. También, esta vitamina tiene efecto en la duración del resfriado una vez que se ha contraído, aunque los resultados de distintas investigaciones no son concluyentes. Además, favorece la absorción del hierro, por lo que es buena para curar la anemia.
Por otro lado, la vitamina A de la sandía previene el desarrollo de la ceguera nocturna y puede ayudar a prevenir la disminución de la vista relacionada con la edad, puede reducir tu riesgo de ciertos tipos de cáncer –incluido el linfoma de Hodgkin–, así como el cáncer de cuello de utero, pulmón y vejiga, ayuda a mantener tu sistema inmunológico saludable y a funcionar de forma más eficiente y puede ayudar a proteger tus huesos y reducir tu riesgo de fracturas.
El melón también se impone en minerales: es el doble de rico en calcio, potasio –tomar una porción de melón supone el 16% de las necesidades nutricionales diarias aconsejadas de este mineral– , sodio y fósfoto. Aquí, el melón gana la batalla.
Sin embargo, los expertos destacan uno de los mejores ingredientes de la sandía: el licopeno. Este ingrediente es el que le da ese color rojizo tan característico a la sandía, también presente en los tomates, aunque en menor concentración, y que, además, tiene un potente efecto antioxidante que ayuda a proteger las células del organismo y a luchar contra el envejecimiento.
Otros ingredientes que son importantes resaltar en la sandía por sus beneficios en nuestro organismo son la citrulina y la arginina, aminoácidos que mejoran la función arterial y reducen la presión sanguínea, por lo que son beneficiosos para nuestro corazón y para personas con hipertensión o con enfermedades coronarias, según la Fundación Española del Corazón. En este sentido, esta propiedad hace que se considere a la sandía la “viagra natural”, ya que aseguran que, al mejorar la circulación sanguínea, ayuda con los problemas de erección.
En definitiva, las dos frutas del verano son ricas en nutrientes y vitaminas que nos ayudan a mantenernos sanos. El resultado es un claro empate con muchos beneficios para la salud.
Sobre el autor:
Marta Vicente
Marta Vicente Carmona es Graduada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y Máster de Marketing Digital y en Edición y Postproducción Digital. Es redactora especializada en temas de sociedad y salud y tiene experiencia como Community Manager.