Alimentación

La 'mentira' de las Pringles: las patatas fritas que realmente no lo son

65ymás

Miércoles 24 de junio de 2020

2 minutos

La proporción de patata en el resultado final ronda el 42%

La 'mentira' de las Pringles: las patatas fritas que realmente no lo son
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Miércoles 24 de junio de 2020

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Las Pringles, ese curioso 'snack' famoso por su envase con forma de tubo, no son patatas fritas. Así lo dictaminó de forma contundente hace ya años el Tribunal Supremo británico al explicar que este aperitivo tiene una "forma artificial" y que contiene menos del 50% del que debería ser su principal componente, la patata.

Reino Unido cuenta con un IVA superior para las patatas fritas que para las galletas saladas: nada menos que un 17,5% para las primeras, y un 5% para las segundas. El país anglosajón quería que Procter & Gamble (P&G, dueña de Pringles) pagase el IVA más costoso. Sin embargo, en 2008 las Pringles dejaron de ser consideradas como patatas fritas tras alegar la empresa que tienen un color uniforme, una forma regular, se deshacen en la boca y contienen harina. Unas características que las diferencian claramente de ese grupo de productos con un IVA mayor y le permitieron optar a un impuesto menor.

 

La 'mentira' de las Pringles: las patatas fritas que realmente no lo son

 

En realidad, las Pringles, tal y como publica El Español, antes de freírse son una masa que se deja plana y en ella se hacen recortes de igual forma y tamaño entre ellos. El ingrediente más presente en esa masa son las patatas deshidratadas –un polvo que compone la inmensa mayoría de los purés de patatas de sobre–, que se mezcla con harinas y almidones de diferentes cereales, maltodextrina, levaduras y sal. Todo ello se fríe en aceite de girasol y de maíz.

Hay que destacar que la proporción de patata en el resultado final ronda el 42%. Es decir, se parece más a unas galletas saladas con algo de patata que a unas patatas fritas. Este producto, como la mayoría de los snacks del supermercado, no es nada saludable. Se trata de un alimento con un alto índice glucémico por estar fabricado a base de patatas y de cereales refinados.

El producto tiene un valor energético de 540 kilocalorías por cada 100 gramos y el 33% de su composición son grasas. Es decir, es producto demasiado energético, que se vende en botes de 200 gramos y que, además, se suele combinar con refrescos azucarados o bebidas alcohólicas. Un combo que motiva el aumento de peso y sus enfermedades asociadas.

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