Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorEl huevo es uno de los alimentos que más juego dan en la cocina a la hora de preparar un plato. Nos saca de más de un apuro para hacer una cena rápida, ya sea en un revuelto o en una tortilla; sirve como base para hacer una gran variedad de mahonesas y salsas; como ingrediente para unos postres; para comer crudo, escalfado o poché en su terminología francesa, mollet, pasado por agua, frito e, incluso, como complemento nutricional en algunos batidos. Sea de una manera o de otra, su gran valor nutricional lo convierte en un alimento imprescindible en la cocina.
Valor nutricional
Cada 100 gramos de huevo representan unas 159 calorías.
A pesar de ser un alimento muy interesante por sus propiedades, existen muchas dudas y mitos en torno a su consumo. Te los contamos:
Falso. Se pueden seguir comiendo entre cinco y seis semanas después de haber pasado la fecha de consumo preferente, que suele ser cómo máximo 28 días después de la puesta. El mejor indicativo para saber si un huevo está malo es el mal olor. Otra manera de saberlo es introduciendo el huevo en un cazo con agua del tiempo, si cae al fondo está fresco, si queda a medio camino, entre el fondo y la superficie, aún está bueno; si flota en la superficie, es mejor tirarlo.
Advertencia: una vez cocidos, guárdalos como máximo un par de días y que sea en la nevera.
Falso. Si bien las personas que practican deporte regularmente, profesionales y aficionados, acostumbran a comer huevo crudo pensando que les aporta más proteínas, es una creencia falsa. Los huevos mantienen la misma cantidad de proteínas tanto en crudo como cocinados, además, el cuerpo absorbe el doble de proteínas si el huevo está cocido. Por otro lado, hay que tener en cuenta que al ingerir huevos crudos corremos el riesgo de contraer salmonelosis, pues los huevos son muy sensibles a la salmonela.
No se puede afirmar. No existe ninguna evidencia científica que avale dicha afirmación. El color de la cáscara del huevo solo depende del tipo de gallina, si es blanca, pone huevos blancos, si es rubia, los pone rubios. El tono o aspecto del huevo no es indicativo de su valor nutricional, esto solo depende de la raza de la gallina, la alimentación y las condiciones en las que ha crecido y vive.
Falso. No es atractivo que la yema presente una mancha roja o pequeñas hebras rojizas. Puede dar aprensión, pero no quiere decir que el huevo esté en mal estado, solo que, como indica el Instituto de Estudios del Huevo (@huevoinstituto), se ha roto algún vaso sanguíneo en el oviducto cuando el huevo se estaba formando, antes de que se haya hecho la puesta.
Cierto. Si bien en el mercado los encontramos a temperatura ambiente, lo mejor es conservarlos en la nevera para mantener una temperatura constante. Además, una vez hayan enfriado es recomendable no dejarlos fuera del frigorífico porque la cáscara es muy porosa y la humedad podría penetrar en el interior facilitando el crecimiento de las bacterias.
Falso. Teniendo en cuenta las directrices de la dieta mediterránea, es recomendable la ingesta de entre dos y tres raciones de alimentos con base proteica al día, ya sean de carne, pescado o huevo. Estos alimentos se pueden ir alternando durante la semana en diferentes comidas, pudiéndose consumir alrededor de tres o cuatro huevos a la semana.
Falso. Esta es una creencia heredada del pasado. De hecho, existen varios estudios que confirman que, a pesar de que el huevo contiene colesterol, su consumo no afecta los niveles de colesterol en sangre, ni aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares en personas sanas. Si bien el huevo contiene colesterol, este es necesario para el organismo, por lo que no debe limitarse el consumo de huevo si no hay una indicación precisa por parte del médico.