Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorFoto: BigStock
Domingo 12 de diciembre de 2021
ACTUALIZADO : Domingo 12 de diciembre de 2021 a las 18:59 H
4 minutos
En ocasiones nos encontramos que la fruta presenta cierto polvillo verdoso, o que ese tarro de la mermelada, que lleva un tiempo en la nevera presenta unos puntos negruzcos; o en el de tomate frito parece que hay una pelusilla en la tapa… Es moho. ¿Qué hacemos? ¿Lo retiramos y conservamos el resto? Total, es solo un poco lo que se ha estropeado.
¿Estamos haciendo lo correcto? ¿Es suficiente quitar solo lo que se ha estropeado y aprovechar el resto? O por el contrario ¿es preferible tirarlo todo?
Desde la OCU (@consumidores) nos advierten que no es bueno retirar la parte mohosa y conservar el resto del alimento porque “es señal visible de un deterioro que también tiene manifestaciones invisibles peligrosas para la salud: micotoxinas y bacterias oportunistas”.
El moho es una capa de filamentos, micelios, de aspecto aterciopelado que se produce por la formación de diferentes tipos de hongos al descomponerse la materia orgánica. Puede ser de diferentes colores, según la fase del proceso en la que se encuentre y va desde el blanco hasta el negro, pasando por el verde o el azul. Los micelios pueden crecer formando ramificaciones que pueden penetrar al interior del alimento sin que se detecten a simple vista. La aparición de moho en los alimentos, generalmente, es una señal evidente de que, como el mal olor, ese alimento se ha echado a perder.
La lista es muy extensa y corresponde a la mayoría de los alimentos.
Si bien un alimento que presenta moho no ha de consumirse por las manifestaciones patológicas que podría causarnos, no todo el moho es dañino o indica que el alimento está en mal estado. En algunos casos el moho forma parte del proceso de curación de la pieza y con retirarlo con cuidado es suficiente. Estos alimentos son:
Estos son los únicos tres casos en los que se puede retirar el moho y comer el resto, pero, como aconsejan los especialistas, ante la duda de diferenciar qué alimentos se pueden salvar y cuales no, siempre es mejor ser precavido y guiarse por la prudencia; y si un alimento ha enmohecido es mejor es no consumirlo.