Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorEs habitual que las celebraciones se realicen en torno a una mesa con buenas y variadas viandas que en las Navidades se tornan aún más copiosas. La moderación en el comer y el beber será la clave para no privarte de lo que más te gusta y poder disfrutar de manera saludable de todos los ágapes.
En los días de fiesta es costumbre empezar con algún entrante para ir haciendo boca antes de empezar con el plato principal. Generalmente, suelen ser entrantes calóricos y grasos a base de embutidos, charcutería y quesos curados que, si bien son de sabor extraordinario, hay que controlar su consumo.
Teniendo en cuenta que después de los entrantes se va a comer un asado, lo mejor es preparar un entrante que vista el plato, que tenga pocas calorías y que sea ligero. Un ejemplo lo podemos encontrar en una crema fría tipo vichyssoise o una sopa de melón, un ceviche de langostinos con aguacate o un carpaccio de calabacín con boletus. Todos, platos fríos que puedes dejar preparados con antelación para poder dedicarte de pleno a la preparación del plato principal para servirlo caliente. Para no sobrecargar la comida, los entrantes se pueden servir en raciones pequeñas a modo de degustación para dar paso al plato principal.
Los platos tradicionales suelen ser, según apuntan los nutricionistas, los más equilibrados en cuanto a nutrientes y calorías. Son platos de pescado o carne que se combinan con verduras y hortalizas. Una opción a la hora de cocinar es hacerlo al horno, en su propio jugo o con especias. Un buen pescado como puede ser un rodaballo, una corvina, un besugo o una lubina, así como las carnes rojas de ternera, buey, cordero, cerdo o aves habituales en las mesas durante las Navidades como son la pularda, el pato, el pollo de corral, el faisán o el pavo, quedan jugosos cocinados al horno en su propio jugo y, además, son un espectáculo a la hora de presentarlos ante los comensales. Lo importante es no abusar de las salsas elaboradas para acompañar el plato. Una buena opción es disponer la salsa en una salsera para que cada comensal se la sirva al gusto.
Como siempre la moderación es la clave y cuando se trata de estos frutos del mar es aún más importante. El marisco es un alimento caro que muchas familias, por economía familiar, solo consumen en Navidad. Esto hace que se coma con más ganas si cabe, pero hay que tener en cuenta que una mariscada nos va a portar un considerable cantidad de grasa y ácido úrico, por lo que hay que tenerlo en cuenta, especialmente aquellas personas que sufren de gota. Si no tienes la enfermedad bien controlada podrías pasar unos días muy malos.
La Navidad siempre viene llena de postres deliciosos. Tronco de Navidad, roscón de Reyes polvorones, barquillos y turrones de mil y un sabores a cuál más bueno. Si solo pensar en ello ya te hace salivar ten en cuenta que:
No se trata de no probar estos dulces que, al fin y al cabo, solo los comemos una vez al año, sino de consumirlos con moderación y de manera puntual, especialmente si se tiene sobrepeso, o el colesterol y el azúcar altos.
En el caso de las personas con diabetes será necesario llevar control adecuado de la cantidad de alimentos azucarados que se consumen de la misma manera que controlan la dieta.
Como alternativa a los postres dulce y para ayudar a digerir las comidas, que ya de por sí son copiosas, una buena opción es apostar por la frutas de temporada presentada de forma atractiva y original. La piña es una fruta que puede dar un buen juego, preparada en una macedonia con otras frutas, acompañada de helado, en forma de sorbete… además es muy sabrosa, baja en calorías y contiene enzimas que facilitan la digestión.