Carolina Madroñal Machero
Alimentación
No metas el pan al frigorífico: te contamos por qué
Descubre las mejores formas de mantener este alimento en su condición óptima durante un largo tiempo
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El pan es un alimento clave en nuestra alimentación, pero su conservación parece tener ciertos trucos. Este alimento se recomienda comer fresco, es decir, recién comprado cada día, pero esto es una expectativa poco sostenible para los hábitos y economías de muchas personas. Por ello, es clave conocer la mejor manera de almacenarlo, ya que aunque existen diversas formas, muchas de ellas son inadecuadas.
Daniel Gritzer, experto en cocina y autor del blog gastronómico "Serious Eats", considera que guardar el pan en la nevera es una de las peores decisiones para conservarlo. Aunque puede parecer una opción lógica, el frío en realidad acelera el proceso de envejecimiento del pan, debido a la retrogradación del almidón. Las moléculas de este, tras haber sido gelatinizadas durante la cocción, se recristalizan cuando el pan se enfría. En un ambiente frío como el del frigorífico, la recristalización ocurre mucho más rápido, provocando que el pan se endurezca y vuelva rancio en menos tiempo.
Para demostrar este efecto, Gritzer realizó una serie de experimentos sobre cómo los diferentes métodos de almacenamiento afectan la frescura del pan. Los resultados fueron concluyentes: el pan guardado en el frigorífico se endurecía y perdía textura mucho más rápido que aquel conservado a temperatura ambiente.
Entonces, ¿cómo conservamos el pan?
Para evitar que el pan se estropee antes de tiempo, la mejor opción es siempre guardarlo a temperatura ambiente, envuelto en plástico o papel de aluminio para minimizar la pérdida de humedad. Sin embargo, el pan solo mantendrá su frescura durante uno o dos días. Si se necesita una conservación de mayor duración, es preferible meterlo directamente en el congelador, ya que esto ralentiza drásticamente la recristalización del almidón. Para maximizar los beneficios, lo ideal es congelarlo en rebanadas bien envueltas en plástico o aluminio y, al descongelarlo, recalentarlo en el horno para devolverle su frescura.
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Beneficios inesperados de congelar el pan
La nutricionista y divulgadora Beatriz González ha compartido que congelar el pan antes de consumirlo también puede aportar beneficios a la salud intestinal. El proceso de congelación transforma parte del almidón en almidón resistente, un tipo de fibra que el intestino no puede absorber por completo. Esta sustancia sirve de alimento para las bacterias intestinales y favorece la producción de butirato, un ácido graso de cadena corta con propiedades antiinflamatorias y beneficiosas para la salud digestiva. Así que, este método no solo conserva el pan durante más tiempo, sino que también puede mejorar tu microbiota intestinal.
Una excepción: el pan de molde
El pan de molde, sin embargo, no debe tratarse igual que otros panes. Lo mejor es mantenerlo a temperatura ambiente, en su empaque original y bien cerrado. Si no se puede consumir en unos pocos días, también se puede congelar en rebanadas, para reducir el desperdicio de alimentos.