La OCU advierte: una dieta ecológica es hasta un 62% más cara

Cada día más y más personas buscan dar un giro a su modelo de consumo. La población se va concienciando paulatinamente de la necesidad de hacer cambios en las rutinas más asentadas para proteger el medio ambiente y los productos que se echan en la cesta de la compra no son la excepción.

Sin embargo, este compromiso con el medio ambiente no siempre ayuda al bolsillo. Muchas veces, los productos respetuosos siguen procesos más largos y caros para reducir el daño al entorno, lo que se refleja en un precio final más elevado. Además, no siempre queda claro si estamos ante un producto verdaderamente sostenible y cuál es la diferencia con otros etiquetados como ecológicos, bio, etc.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha llevado a cabo un estudio comparativo entre una cesta de alimentos ecológicos y otra de productos sin esta etiqueta. El resultado ha confirmado que se trata de un modelo de consumo considerablemente más caro: el precio sube hasta un 62%.

No obstante, el sobrecoste de la cesta ecológica varía mucho según el tipo de alimento: mientras que en hortalizas de temporada alcanza el 110%, en patatas el 83%, en huevos el 80% y en frutas de temporada el 76%, en otros productos la distancia es menor. Por ejemplo, en el pescado con sello MSC el precio apenas se encarece el 10%, en la carne de cerdo y ternera el 22%, en el aceite de oliva el 31% y en los cereales (preferiblemente integrales, como pan, arroz y pasta) el 36%. Para el resto de los productos básicos de la dieta saludable, como son los frutos secos, las legumbres secas y los lácteos, las diferencias varían entre el 40% y el 60%.

Ecológico no significa sostenible ni saludable

Pero, ¿qué significa el sello Eco? Los alimentos con esta etiqueta provienen de tierras donde se emplean fertilizantes naturales, con rotación de cultivos y donde se evita la sobreexplotación del terreno, consiguiendo así un bajo impacto ambiental. En el caso de los productos cárnicos, el ganado goza de un mayor bienestar animal, gracias a un mayor espacio para la cría, una alimentación más natural y un uso limitando de antibióticos.

Es importante subrayar que el hecho de que un alimento sea ecológico no significa que sea más saludable, pues esto depende de la composición nutricional del producto. Además, un alimento es saludable en función del lugar que ocupe dentro de una dieta, la cual debe ser variada, equilibrada y flexible.

El estudio de OCU también revela que un alimento con sello ecológico no es necesariamente más sostenible. Hoy por hoy no existe un certificado oficial que valore el impacto de factores como el consumo del agua, el transporte o el envasado desde su producción hasta su venta, tanto sobre el medio ambiente como sobre la comunidad local. 

Por ese motivo, OCU y otras organizaciones europeas exigen el desarrollo de un certificado de sostenibilidad. Mientras, explican, el cliente deberá comprobar si se trata de un producto de cercanía para valorar si es verdaderamente sostenible y beneficioso para el medio ambiente.