Los niños no son los únicos que consumen galletas, considerado el principal aporte nutricional de la merienda de muchos jóvenes. Hoy por hoy, todos en algún momento recurrimos a este tipo de alimento fácil de tomar, con el que además ahorramos tiempo y esfuerzo. Sin embargo, en muchos casos ignoramos los riesgos asociados a ellas cuando su consumo se vuelve habitual en nuestra dieta o en la de nuestros hijos.
En este sentido, la Organización de Consumidores y usuarios (OCU) advierte que ocho de cada diez galletas que consumimos no son saludables. En concreto, la organización advierte que, en el marco del Proyecto Alimentación saludable para el pequeño consumidor,253 de las 305 galletas seleccionadas tienen una valoración D o E en Nutriscore, la más baja posible. Solo 15 galletas tienen una valoración A o una B, la más alta, y por lo general suelen ser las tradicional galletas María sin azúcares añadidos, pero con edulcorantes, que resultan las menos apetecibles.
El azúcar, el gran lastre de las galletas
El azúcar, en concreto, su exceso, es lo que hace que algunas galletas tengan una valoración nutricional tan mala. De media, uno de cada tres gramos de las galletas que consumimos, muchas de ellas dirigidas especialmente para los niños, son directamente azúcar, según advierte la OCU. Y aquellas que lo excluyen lo suelen sustituir por polialcoholes, un tipo de edulcorantes cuyo consumo puede tener efectos laxantes, más en niños si cabe por su bajo peso corporal.
Más allá del azúcar, el resto de ingredientes no son mejores: grasas saturadas, que pueden sumar otro tercio del peso, harinas refinadas, aromas y todo tipo de aditivos. La poca fibra que tienen (un 3%) suele ser añadida, lo mismo que los posibles minerales y vitaminas, que resultan innecesarios si se sigue una dieta variada y equilibrada.
Las galletas más y menos saludables
Así, la OCU valora que las galletas más saludables son las Classic María, de Carrefour, sin azúcares añadidos y 0% sal. Con una valoración A en Nutriscore, estas galletas aportan por 100 gramos 408 calorías, tienen 1,5 gramos de grasas saturadas, 2,80 gramos de azúcares por paquete, 9 gramos de proteínas y 17 gramos de fibra.
En el lado contrario, se encuentran galletas con una valoración E en Nutriscore, como las Grandino Cookies, de Sondey, galletas con pepitas de chocolate que contienen 512 calorías por 100 gramos, 13,70 gramos de grasas saturadas, 36,90 gramos de azúcares, 5,30 gramos de proteínas y 1,04 gramos de sal.
En definitiva, la OCU recuerda que el consumo de galletas debe ser ocasional y en pequeña cantidad, incluso de las que tienen una valoración nutricional A o B, ya que se trata de productos ultraprocesados con una amplia variedad de aditivos. Podrían sustituirse por pan integral con aceite de oliva, queso, crema untable vegetal o tomate. Incluso un trozo de pan integral con un par de onzas de chocolate negro (mínimo 70% de cacao) resulta más sano.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.