
La OCU avisa: estos productos 'sin azúcar' te están engañando
Si los productos contienen este ingrediente ya no pueden considerarse "sin azúcar"

La sociedad está cada vez más concienciada con la alimentación saludable. Esto se traduce en una menor ingesta de alimentos con alto contenido en sal o azúcar, y por eso son cada vez más los productos que llevan en su etiquetado una señal que indica su bajo contenido en estos dos ingredientes, para así atraer a los consumidores.
Sin embargo, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha advertido que el etiquetado muchas veces miente. En concreto la OCU ha hecho referencia al porcentaje de fructosa que llevan los productos, ya que muchos etiquetados aseguran que los productos con un 10% de este ingredientes son productos "sin azúcar añadido". Algo que la Organización ha desmentido.
En concreto la OCU se refiere a un jengibre deshidratado envasado que se vende como producto sin azúcar, cuando la realidad es otra muy distinta.
La fructosa es azúcar

Lo primero que hay que saber es que la fructosa es un hidrato de carbono que está presente en la fruta, y en la miel. Se parece mucho a la glucosa, y de hecho cuando se unen forman sacarosa, es decir, el azúcar común.
El jengibre al ser un vegetal contiene fructosa, por lo que no se puede decir que es un alimento "sin" azúcar.
Además, la OCU ha explicado que si en la lista de ingredientes aparece la fructosa quiere decir que se ha añadido una cantidad extra que no forma parte de la fruta o planta de manera natural.
De esta forma, todos los productos en cuyo etiquetado aparezca "sin azúcar", pero contengan fructosa están incumpliendo la normativa.
Solo pueden llevar esta distinción aquellos que no lleven ningún monosacárido (glucosa, fructosa, etc.), disacárido (sacarosa, lactosa, etc.) o alimento con función edulcorante (como la miel, la melaza, el jarabe de arce, etc.).
Por último, la OCU aclara que aunque la fructosa es el azúcar "natural" de la fruta, no debe añadirse de forma indiscriminada ya que puede dar lugar a complicaciones metabólicas como la dislipemia, resistencia a la insulina o la adiposidad visceral, entre otras.